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—¿Qué haces aquí? —pregunta Dooley un poco confundido

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—¿Qué haces aquí? —pregunta Dooley un poco confundido.

—Tengo qué hablar con Dylan.

—¡Oh! —se hace a un lado para dejarme pasar —Definitivamente me has cambiado.

—Sabes que no —le sonrío —Pero después del escándalo de hoy, creo que necesitamos hablar.

—Dyl aún no llega —me siento en el sofá junto a él —¿Qué pasó con tus amigos?

—Se fueron todos en silencio —hago una mueca —Fue bastante incómodo.

—Espero puedan solucionarlo —asiento.

—¿Te molesta si subo a esperar a Dylan?

—Ve tranquila —sonríe —Yo voy a jugar fornite, con un chico americano.

Le sonrío y subo a la habitación del castaño. Me saco mis botas cortas y me dedico a mirar las figuras de colección que tiene Dylan. Pasan algunos minutos y me siento en la cama hasta que por fin aparece.

—Hola —saludo.

—Hola —responde y se quita la chaqueta.

—¿Sigues molesto?

—Algo —se encoge de hombros —Primero me quiero duchar —asiento.

Desaparece en su baño y minutos después aparece solo con un pantalón de pijama, mientras seca unas gotas de agua que caen de su cabello a sus brazos. Se sienta en la cama y le quito la toalla para pasarle por su pelo.

—¿Tus amigos se fueron?

—Si —respondo —Cuando te fuiste de la mesa todo se volvió incómodo.

—¿Por qué? —gira un poco su cabeza para mirarme.

—Al parecer Lulú y Chris tenían algo, y Lisa lo sabía, pero Julia no. Chris se enojó con Danna, Chloe la defendió y terminaron enojadas ellas —suelto todo rápido —Un caos y no quiero hablar más de ello —asiente —Vine para que hablemos de nosotros.

—Sigo molesto —murmura.

—¿Tú no te besaste con ninguna italiana en tus vacaciones? —dejo un beso en su hombro.

—Solo con dos —se encoge de hombros.

—¿Qué? —le doy un golpe donde anteriormente había dejado un beso.

—Era broma —se ríe —Solo pasé tiempo con Nonna y Emilie.

Emilie, la chica que lo iba a obligar a cortar la llamada el día que llamó a Dooley. Aún quiero saber quién es ella, pero me da un poco de vergüenza preguntarlo.

—¿Te divertiste? —hago un camino de besos desde su hombro hasta su cuello.

—Se lo que intentas, enana, pero soy un hombre difícil —me río —Y sí, me divertí, aunque me cabreaba muy seguido al ver que no respondías.

Nuestro Eclipse #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora