Capítulo 61

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Tomo asiento en una de las bancas y apoyo mis codos sobre mis rodillas mientras contengo inconscientemente la respiración, esperando que Jungkook termine con su rutinaria preparación antes de lanzar la pelota. Claramente no luce en todos sus sentidos como antes, y el agotamiento en su cuerpo se distingue a simple vista, aún así parece hacer un constante sobreesfuerzo para mantener el control y terminar el partido. Acabo de descubrir que admiro su fuerza de voluntad incluso en estos casos.

No sé qué tan profundo es su dolor como para afectarle de esa forma, pero el hecho de que intente sobreponerse a él por un bien común me demuestra cuán fuerte y decidido es su carácter. Tal vez si yo fuese un poco más como él me habría ahorrado mucho sufrimiento desde un principio, y solo ahora puedo comprender cuánto se esforzó por hacerme entender eso…por enseñarme un poco de su fuerza. Nunca había pensado en que, además de la desesperación, otra de las razones por las que Jeon decidió usar un método así de drástico conmigo es porque quizás él aprendió a forjar su personalidad de esa forma…se fortaleció a base del dolor.

Supongo que es cierto lo que dicen,"lo que no te mata te hace más fuerte". O a menos tiende a suceder en la mayoría de los casos, no en el mío.

Yoongi ha hecho un buen trabajo distrayendo a Myung Soo con una estúpida conversación para que esta no intente desconcentrar a Jungkook nuevamente, sería muy complicado de explicar que lo que sucedió hace poco fue un ataque de pánico a causa de ese sobrenombre y no tenemos tiempo para tales dilaciones.

Jungkook ladea su cabeza haciendo tronar su cuello y estira sus brazos un poco antes de colocarse en posición sobre el montículo. El bateador del equipo contrario presiona el mango del bate entre sus manos y puedo deducir que esta algo nervioso, de cierta forma la responsabilidad de que Jeon no logre hacer un juego perfecto recae sobre él. Realmente espero que las cosas acaben a nuestro favor.

Jungkook realmente se está esforzando por continuar, y quizás su voluntad se rige por ese especial motivo que dice tener para conseguir un juego perfecto.

Incluso los gritos en las gradas y la voz del comentarista se esfuman de mi campo auditivo cuando Jeon lleva su rodilla hasta su pecho y se impulsa hacia adelante con gran maestría lanzando la pelota en la dirección correcta. Puedo jurar que he visto el trayecto de esta transcurrir en cámara lenta, hacer una leve curva sobre el aire y pasar a escasos centímetros del bate hasta terminar dentro del guante de Jimin a un costado del bateador.

Sin poder evitar la creciente emoción en cuanto escucho al árbitro pronunciar esa gloriosa palabra, “strike”, me coloco de pie y grito elevando mis brazos. Sí, acaba de conseguirlo.

Oficialmente Jungkook se ha convertido en el vigésimo cuarto jugador en protagonizar un juego perfecto.

No soy la única con excesiva euforia, apenas el altavoz anuncia el fin del juego y la victoria de Seúl, todos los chicos del equipo corren al centro del terreno y se lanzan sobre Jeon. En las gradas los estudiantes de nuestra escuela gritan su nombre y aplauden como reconocimiento. Yoongi ha salido al terreno también para abrazar a sus amigos. Taehyung y Jimin hacen un extraño baile de felicidad hacia el público que consiste en colocar sus manos bajo sus axilas y tambalearse de un lugar a otro como… ¿Monos?

Hye estaría orgullosa.

Hoseok lanza su gorra y salta en su sitio como si acabase de sacarse la lotería, normalmente es una persona alegre y ahora con lo sucedido su emoción es desmedida. Lo mismo ocurre con el resto de los miembros y el entrenador, quien luego de felicitar a Jungkook, increíblemente termina por unirse a la estrambótica coreografía de Tae y Jimin.

En medio de la algarabía nuestros ojos se encuentran y una amplia sonrisa se dibuja en nuestros rostros al unísono. Estoy tan jodidamente feliz que justo ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea abrazarlo.

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