Maratón 2/3
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.Unas suaves caricias en mi cabello comienzan a desperezar mis sentidos lentamente. Poco a poco percibo los sonidos a mi alrededor, la voz que a mi lado llama mi nombre con serenidad, su tacto más preciso sobre la piel de mi frente y mejillas, el pitido constante a mi costado y los pasos en el exterior de la habitación.
A medida que vuelvo a ser consciente de cada detalle a mi alrededor, dentro de lo que me permiten mis limitados sentidos, mis párpados nuevamente aletean por inercia, en busca de la claridad…porque sé que estoy viva y despierta, mas no puedo exteriorizarlo o reaccionar del todo.
Comienzo a recordar cuál es mi condición postrada en esta cama, cuál es el precio injusto que estoy pagando al no poder abrir mis ojos, mover mis dedos siquiera o responderle a aquel llamado que continúa ejecutándose a mi lado. Y cuando la desesperación y la tristeza vuelven a nublar mi juicio, un diminuto rayo de luz se cuela a través de mis pestañas. Una mínima esencia de luz, que lucha por llegar a mis pupilas tras la piel acorazada de mis párpados. Y así comienza todo...
Nunca me he sentido tan feliz de ver la luz como en este momento, como en esta ocasión en la que mis ojos parecen responder a los estímulos y abrirse por su cuenta lentamente…con dificultad y cansancio, pero cada vez el haz de luz se hace más nítido e intenso. Cuando la borrosa y confusa imagen de lo que debería ser mi entorno comienza a dibujarse a líneas errantes frente a mi mirada, uno de mis dedos golpea con delicadeza la piel de la persona mi lado que sostiene mi mano. Seguido de otro, y otro…y por último mi mano entera se aventura a darle un apretón a la suya.
—Eso es Eun Mi, ya casi lo logras.—me anima con serenidad devolviéndome el apretón.
De reojo noto que se coloca de pie y presiona unos cuanto botones al costado de mi cama para que el colchón se eleve levemente y mi torso se curve un poco hacia adelante. Entonces toma uno de mis brazos y lo levanta tanteando la articulación que se conecta con mi codo, repite el proceso con el segundo brazo y para mi sorpresa logro mantenerlo en alto por breves segundos.
—¿Recuerdas cómo te llamas?—sus dedos se afianzan alrededor de mis ojos y en un molesto gesto fuerzan mis párpados a abrirse para iluminarlos con una pequeña e irritante luz que retira al instante antes repetir el proceso en mi otro ojo.
—Sang Eun Mi.—respondo con dificultad en apenas un rasposo y ronco susurro que me hace toser levemente.
—¿Qué edad tienes?—continúa preguntando mientras tantea mis rodillas y tobillos, incitándome a mover mis articulaciones. Aún mi visibilidad es demasiado borrosa como para distinguir algo más allá de su voz con claridad.
—Diecisiete años.
—¿Sabes por qué estás aquí?—recuerdo a la perfección todo lo sucedido antes de este momento, incluso cada sueño y pensamiento que he tenido en medio de mi estado de semiinconsciencia. Sin embargo, solamente me limito a asentir.
—Gracias a dios.—suspira con alivio.—No hay señales de amnesia, su ritmo cardíaco es estable y no presenta ningún daño osteomioarticular.—justo cuando termina la última oración noto que a su lado hay otra persona tomando nota de todo lo que este dice.
—Hemos disminuido a la mínima cantidad la dosis de pentobarbital, pero aún no se le ha retirado por completo así que es probable que se mantenga un poco somnolienta y confusa.—reconozco la voz de la mujer que viene todos los días a la habitación, supongo que se trata de la enfermera.—Pero si sus signos continúan así de estables podrá irse pronto, por el momento continuaremos suministrándole algunos suplementos.
—Gracias, enfermera Kyeon.—contesta el hombre y en cuanto se acerca nuevamente a revisar mi pulso, es que me percato de una vez por todas de quién se trata.—Me quedaré un rato más con ella hasta que reaccione del todo.
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PillowTalk⚾JJK
Fanfiction"Incluso si nuestros pasos no están sincronizados, quiero andar por este camino contigo." Que riéramos juntos, que lloráramos juntos, esas simples emociones lo eran todo para mí... ¿Cuando llegará el día en que nos volvamos a ver? Ese día te mirar...