Capítulo 39

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Le doy un sorbo a mi batido mientras que con mis dedos tamborileo sobre la mesa al ritmo de la suave melodía que inunda todo el lugar. Hace media hora que acordamos encontrarnos y aún no hay rastros de su presencia por ninguna parte, lo cual he de admitir, ha comenzado a exasperarme.

Suspiro y dejo caer mi mentón sobre mi mano mientras observo fijamente el ventanal a mi costado esperando su llegada, es entonces cuando la campana de la puerta de entrada tintinea llamando mi atención y su cuerpo agitado se abre paso por todo el recinto hasta que alcanza a ver mi locación.

Resopla y llega a mi encuentro lanzando su portafolio repleto de papeles desordenados encima de la mesa, río al ver su semblante abatido y sus cabellos despeinados que hacen juego con las mejillas sonrosadas y brillantes.

—Pensé que nunca llegarías.—me quejo mientras lo veo tomar asiento.

—Yo también, organizaron una reunión de imprevisto y apenas pude escapar para venir hacia aquí.—da una gran bocanada de aire y sin miramientos despoja el frío batido de mis manos dándole un largo sorbo.

—¡Oye! Cómprate el tuyo.—aparto sus manos de mi bebida y llamo a uno de los meseros para ordenarle lo mismo a Seokjin.

—Otra vez me llamas. Voy a empezar a creer que tienes algún crush conmigo y quieres verme a todas horas.—se burla él.

—Tu arrogancia crónica cada día me sorprende más.—expreso con neutralidad.

Seokjin ríe y niega con su cabeza antes de tomar el batido que el mesero acaba de dejar frente a él. Este tipo de bromas son comunes entre nosotros, y habría reaccionado de forma jocosa si no fuera porque la razón de mi llamado es bastante seria.

—¿Entonces qué pasa?—pregunta al fin.

Suspiro antes de sacar de mi bolso el sobre canela y deslizarlo en su dirección sobre la mesa. Seokjin eleva sus cejas y sonríe de medio lado antes de tomarlo y tantear la entrada rasgada por mí hace unos días.

—Sabía que no ibas a poder con la curiosidad.—ruedo los ojos y lo incito a sacar la fotografía del sobre.—¿Son tus padres?

Asiento a su pregunta mientras que él continúa analizando la foto con detenimiento. Su reacción al principio denota ternura, sobre todo cuando me señala en la imagen y sonríe, pero al notar la pieza faltante y lo extraño que parece ser que un desconocido me haya entregado de forma tan sospechosa algo así, su ceño se frunce al igual que sus labios y ladea su cabeza en un gesto de confusión.

—¿Sabes quién es?—inquiere señalando la sección rasgada de la foto donde solo se divisa la mitad del cuerpo de un hombre sin rostro.

—No tengo idea de quién pueda ser. Obviamente no se trata del abuelo, es alguien joven, estoy segura.

—¿Qué hay de Kwan Chul?

—Pensé en ello, pero no hay nada que lo confirme. Sería un poco peculiar, según el abuelo, él y mi padre nunca se llevaron muy bien. Ni siquiera puedo preguntarle, si se entera de que tengo una foto de mis padres la destruirá como hizo con el resto y realmente quiero conservarla…

Seokjin asiente comprensivo, bien sabe que desconozco muchas cosas de mi familia puesto que mi propio tío se encargó de hacerlas desaparecer con la excusa de que solo afectarían mis emociones y no eran cosas gratas de recordar. Algo extremadamente cruel a nuestro parecer, pero nada pudimos hacer para impedirlo.

—¿Tienes algún familiar además de Kwan Chul y Jae?

—También he sopesado esa posibilidad…pero estoy segura de que no. Nunca conocí a mis abuelos maternos, ellos murieron mucho antes de que yo naciera y de la familia de mi madre no quedaban más que unos parientes lejanos de los que apenas se hablaba. Mi única familia la constituían mis padres, el abuelo, mi primo y mi tío. Incluso la esposa de Kwan Chul se marchó cuando Jae Sook aún era un niño y les abandonó, no me sorprende teniendo en cuenta el despreciable ser que es Kwan Chul.

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