[Coronación]

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6 años más tarde

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6 años más tarde.

Mi estadía en el palacio de Asgard ha sido maravillosa durante estos años, he entrenado y batallado junto a mis grandiosos amigos guerreros, y me he ganado el respeto del pueblo. Durante mis años de entrenamiento mis poderes evolucionaron, gracias a la dulce Frigga quien me enseñó sus hechizos junto con Loki, y al pasar del tiempo fui nombrada por Odín como la Diosa de la belleza e inteligencia.

Mi relación con los hermanos no hizo más que mejorar al paso de los años, volviéndonos realmente unidos; aunque, tengo que confesar que para mí no se volvió solamente amistad o hermandad, y de todas las cosas buenas que me podían ocurrir, esta sin duda no era una de ellas, me había enamorado de ambos hermanos.

Por supuesto, ninguno de los dos lo sabe aún y espero que eso se mantenga así hasta que pueda tener una clara idea de mis sentimientos hacia ellos, lo que es mi duda diaria cada momento de mi vida.

Aún así aquí estamos, seis años después en la coronación de Thor por decisión de su majestad el rey Odín, la ceremonia estaba perfectamente organizada y planeada con todo lo que debía suceder. Pese a que estaba feliz por la coronación de Thor, estaba triste por Loki, ya que sabía cuánto se esmeraba por impresionar a su padre y nada de lo que hacía daba frutos.

Me encontraba en las escaleras con un elegante vestido dorado, en combinación con Frigga, aunque por supuesto ella estaba mucho más hermosa; Loki, siempre tan caballeroso, me brindo su mano para bajar y acercarnos al trono para recibir al nuevo rey de Asgard, mientras avanzábamos él decidió hablar.

—Luces preciosa, ____. —comentó el en voz baja.

—Tú no estás nada mal —le respondí sonriente y sincera.

Loki iba con su casco de cuernos dorado, acompañado de su traje verde con toques dorados, en verdad se veía muy apuesto; siempre había tenido gran elegancia y cordialidad desde que lo conocí, él y Thor eran como la noche y el día, no entiendo cómo pude fijarme en dos personas tan distintas pero a la vez tan parecidas.

Finalmente llegamos a nuestros lugares. A lo lejos venía Thor, siempre orgulloso y arrogante, mientras levantaba el Mjolnir y gritaba enloquecido; todos aplaudieron celebrando su gran día y al cabo de unos minutos, llegó frente a Odín arrodillándose, su mirada llegó a mí y pude notar como me guiñó el ojo, le sonreí discretamente con las mejillas ruborizadas.

No pude evitar fijar mi mirada en Loki, que mantenía su vista en mí con un semblante triste, en realidad no supe que estaba pensando pero aún así no pude evitar sentir algo en mi pecho que era inevitablemente doloroso.

—Thor, hijo de Odín, mi heredero y primogénito... —comenzó hablando el rey, noté como Loki bajó su mirada— Hace un año, te confié el Mjolnir, formado con la lágrima de una etrella agonizante; su poder no tiene igual, un arma para construir o destruir.

Me tomé la libertad de mirar hacia la nada mientras Odín terminaba su discurso, mi mente no estaba al cien por ciento ese día.

—... Por eso, hoy te declaro... —en ese momento paró de hablar y volví mi vista hacia él, confundida, dándome cuenta de que su semblante cambió totalmente— Gigantes de hielo. —murmuró con la expresión sorprendida y todos soltaron un jadeo, asustados.

Chocó su váculo contra el suelo, indicando que la coronación era cancelada inmediatamente. Los hermanos y yo nos dirigimos junto con el rey a la camara de armas, cuando entramos notamos en seguida a dos de nuestros soldados congelados y muertos, mi expresión cambió a la del terror y retrocedí varios pasos, para después sentir un toque caliente y familiar en mi espalda.

—Los Jötuns deben pagar por lo que han hecho, padre —bufó Thor, realmente molesto, mientras me sostenía la espalda con una mano.

—Ya han pagado con sus vidas, el destructor hizo su debido trabajo.
—respondió Odín— El cofre está a salvo y eso es lo que importa.

Sentí como la sangre de Thor hervía en rabia, pero antes de que pudiera tranquilizarlo con una caricia en su hombro, él se acercó a su padre.

—¡Irrumpieron en la sagrada cámara de armas, si alguno se hubiera llevado una de las reliquias...!

—Pero no lo hicieron. —interrumpió el rey, girándose a verlo.

—Debemos ir a Jötunheim y hacer que paguen por lo que han hecho.

—Encontraré la forma de averiguar cómo se infiltraron aquí, pero no habrá ninguna guerra.

—Siendo rey de Asgard yo...

—¡No eres rey! ¡No aún! —exclamó molesto.

Me posicioné al lado de Loki, quien fijó su mirada en mí, dándome la señal de que estaba igual de incómodo a mí.

Después de esa discusión, Odín ordenó que nos fuéramos y obedecimos en seguida. Thor, aún furioso dañaba todo lo que había a su paso, hasta que dio con la mesa del banquete real y le dio un violento revuelco, tirando todo al suelo.

Loki se aproximó a él mientras yo me quedé en mi lugar pensativa, no me centré en la conversación de ambos chicos por simple respeto, así que mi mente se encargó de revivir el momento en el que sentí el tacto del rubio en mi espalda; en seguida me sonrojé, sin poder sacármelo de mi cabeza, este no era el momento de pensar en eso.

Cuando mi mente volvió a la realidad, encontré a los tres guerreros y a Sif en el lugar con una expresión de sorpresa.

—No, no no no. —dijo Loki, mientras se levantaba de su lugar— Hermano, es una locura.

—¿Qué sucede? ¿Qué es una locura? —pregunté confundida.

Thor se aproximó a mí y me tomó de las manos delicadamente, mi mirada se quedó un momento en nuestras manos entrelazadas, pero recuperé mi compostura y lo miré.

—Thor, ¿qué sucede?

—Pienso ir a Jötunheim, y quisiera que me acompañaras.

—¿Acaso perdiste la cabeza?

—Hazle caso a tu chica, Thor. —comentó bromista Volstagg.

—Este no es momento de bromas —murmuraron al unísono Loki y Sif, con un tono algo molesto que me confundió.

—Por favor, ____. Apóyame en esto.

Me quedé mirándolo con duda unos segundos antes de fijarme en Loki.

—¿Tú irás?

—Sí, por supuesto. —me respondió con una linda sonrisa.

—De acuerdo, iré... —suspiré resignada, nada de esto me causaba buena espina.

Thor me abrazó fuertemente y discretamente plantó un beso en mi mejilla que me hizo respingar, pero lo disimulé con elegancia.

—Mis amigos, ¡vamos a ir a Jötunheim!





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