[Jodida]

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DÍA 04

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DÍA 04.

La diosa se permitió rodar los ojos con cansancio por tercera vez en ese momento, debido a que su amiga no estaba satisfecha con el corte de cintura que le estaban haciendo a su vestido de novia

—¡No, así no! —bufó— ¡Su espectacular figura tiene que lucir en ese vestido!

—Brunhilde, cálmate. No es para tanto.

—¡Por supuesto que sí lo es! ¡Tienes que verte perfecta! —miró realmente mal al sastre.

En ese momento, llegó Pepper, manteniendo una sonrisa amistosa.

—___ —llamó dulcemente— ¿Prefieres verde esmeralda o azul eléctrico?

—Creí que Thor se encargaría de los colores...

—Sí, pero ha pedido tu opinión.

Evitó hacer una mueca, manteniendo el gesto neutro, y cuando sintió como el corset le apretaba la cintura violentamente, carraspeó un poco, haciendo una seña despreocupada.

—Dile que confío en su gusto, que escoja el que quiera. —dijo finalmente.

La esposa de Stark asintió, manteniendo una mueca extraña, para después retirarse.

La desesperación de la ojiverde no hizo más que aumentar en el momento que la Valquiria comenzó a gritarle a unas decoradoras por hacer mal el diseño de los manteles.

—¿Cuál es el problema? —se estrujó el rostro— Así se ve bien.

—___, amiga linda —rechinó los dientes— Sé que llevamos en esto desde las cuatro de la mañana y que debes estar cansada, pero, ¿podrías ponerle un poco de interés a esto? Amiga, es el día más importante de tu vida.

—Bien, de acuerdo...

...

19:45.

Por fin era libre, después de quince horas, era libre. Se sentía agotada, físicamente, emocionalmente y mentalmente.

No podía soportar la carga.

El transcurso del día se basó en toma de decisiones, preparativos, vestido de novia, fingir sonrisas y alegría; pero en cuanto supo que ya habían terminado por ese día, no dudo en despedirse de todos con cordiales gestos y de su prometido con un leve beso.

Por fin iría a casa.

Caminó descalza, con la chaqueta colgando en su hombro y la camiseta a medio poner, por todo el pueblo hasta llegar a su hogar; tenía la mirada perdida, trataba de despejar su mente, negándose a caer en el caos de emociones que revoloteaban en su corazón.

"Si estoy haciendo lo correcto, ¿por qué me siento tan mal?" pensó para sí misma.

Se veía demacrada, pero no era realmente una sorpresa. La noche anterior, había tenido una sesión de sexo algo incómoda con el pelinegro, cada uno se había quedado dando vueltas en su lado, sin atreverse a unir sus manos o cuerpos; se le hizo una noche eterna, al no sentir los fuertes brazos del dios del engaño sobre su cuerpo, y pudo estar segura de que su acompañante tampoco había dormido.

Elígeme [Thor, Loki y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora