Elígeme [Thor, Loki y tú]

[El engaño]

Narras tú.

Llegamos a Asgard junto con la cabeza cortada del dragón, esparciendo su sangre biscosa y verde por todo el lugar, unas mujeres allí presentes quedaron totalmente empapadas de ello y salieron corriendo mientras gritaban como locas.

—Vaya, vaya, vaya, con que decidieron aparecer. Gracias por asustar a mi compañía y empapar mi oficina. —murmuró irónico un hombre.

—¿Tú quien eres? —pregunté confundida.

—¿No se acuerdan de mí? Soy Skurge, peleamos juntos en Vanaheim.

—Claro... Oye, ¿y Heimdall?

—¿Ese traidor? Nadie lo sabe, es un fugitivo del trono.

—¿Traidor?

—Sí, Odín acusó a Heimdall de negligencia al deber, pero desapareció antes del juicio; es difícil encontrar a alguien que lo ve todo.

Fruncí el ceño, totalmente sorprendida de lo que ese hombre estaba diciendo, me aproximé a Thor y lo tomé del brazo.

—Algo no está bien... —susurré— Sabes que Heimdall siempre fue fiel al trono.

—Tienes razón, amada.

Caminamos hacia el bifröst, y el hombre fue detrás de nosotros.

—¡Alto! ¡Alto! Mi deber es anunciar su llegada.

Hicimos caso omiso a su parleteo y Thor me cargó para volar hacia el palacio, mientras nos dirigíamos a este decidí hablar:

—¿Qué crees que está pasando?

—No lo sé, pero lo vamos a averiguar.

Aterrizamos y encontramos a un par de personas entrando, pero en seguida nuestras miradas fueron hacia arriba, encontrando... ¿Una estatua de Loki?

—¿Y eso de dónde salió?

En ese momento un sonido nos hizo dirigirnos adentro, donde encontramos una obra de teatro, al parecer del día de la muerte de Loki; pero, las cosas estaban transgiversadas, puesto a que me colocaban a mí como una simple sirvienta y a Thor lo mostraban como un débil. A lo lejos estaba el rey, recostado comiendo uvas de la mano de una muchacha con muy poca ropa, ¿qué estaba pasando?