[Extraño]

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—¿Qué sucede, padre?

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—¿Qué sucede, padre?

—De acuerdo, yo me retiro... —murmuré con una ligera sonrisa hacia Odín.

El mayor asintió y compartí una mirada final con Thor, cargada de sentimientos.

Salí de la recámara del trono, directo a mi habitación, dormir en la incomodad de un campo, no fue una gran idea ya que ahora tenía un horrible dolor de espalda; volví a encontrarme con Sif y evité su mirada, lo que menos quería era discutir con ella.

Antes de entrar en mi recámara, un horrible dolor llegó a mi pecho, sin saber por qué o cómo sucedía, de pronto comenzó a hacerse más violento, provocando que soltara un grito de dolor; uno de los guardias se acercó a mí preocupado, pero el dolor era tan fuerte que no podía hablar, caí al suelo agarrándome el pecho y soltando varios quejidos, para cuando llegaron más personas, estaba al borde del desmayo.

...

Un suave toque en mi frente hizo que despertara, mientras parpadeaba varias veces, noté que estaba en el cuarto de curación y la reina estaba a mi lado.

—Pequeña, has despertado.

—¿Qué me ha sucedido? —pregunté confundida.

—¿No lo recuerdas, querida?

Fruncí el ceño y boqueé confundida, Frigga acarició mi mejilla.

—Comenzaste a gritar desgarradamente, tomándote el pecho, uno de los guardias te trajo aquí.

—La verdad no lo recuerdo, ni siquiera siento nada.

En ese momento, la puerta se abrió de un golpe, dejando ver a Thor, quien corrió hacia mí.

—____, ¿qué sucedió?

—Eso mismo me pregunto yo. —comenté burlona.

El rubio me dio una mirada seria, dándome a entender que no era momento de bromas; Frigga, a un lado, sonreía tiernamente al vernos.

—Los dejaré solos... —musitó ella, mientras me guiñaba un ojo.

La miré confundida hasta que salió del cuarto de curación, luego me fijé en Thor.

—Creo que tu madre sospecha de nosotros. —murmuré, para luego levantarme.

—____, no creo que debas levantarte...

—Ay por favor —rodé los ojos ante su exageración— Si estoy bi...

De pronto caí al suelo, y todo se volvió negro.

...

Volví a despertar, esta vez por mi propia cuenta y esta vez sí sentí el dolor en mi pecho que había mencionado la reina anteriormente; encontré a Thor a mi lado, quien me miraba serio.

—Te dije que no te levantaras, ¿por qué tienes que ser tan testaruda?

—Vaya, disculpe, su majestad. —respondí irónica, pero débilmente.

El rubio se acercó a mí y tocó mi frente, tal vez buscando alguna señal de enfermedad, le sonreí ligeramente.

—¿Por qué la sonrisa?

—Te preocupas demasiado.

—Y tú te lo tomas todo a la ligera.

—Tranquilízate, Thor. Tiene que haber una explicación lógica.

—____, estuviste desmayada por una semana entera.

Lo miré asombrada.

—Estás de broma ¿no?

—¿Te parece que lo estoy? ¿Amaneciste lenta acaso?

—¡Hey!

Bufé y me crucé de brazos, en ese momento Odín entró al lugar.

—Hijo, ¿por qué no me has avisado que ____ ha despertado?

—Lo lamento, acaba de suceder.

Volteé a ver al rey y le di una mirada tranquilizadora.

—Padre, no tenía que venir hasta aquí.

—Tonterías, ____. Eres de la familia. —se acercó hasta mí y me dio un ligero abrazo— Ya descubrimos qué sucede.

—Bien, ¿y cuál es el problema?

—Al parecer estás sintiendo el dolor de alguien más, según los libros de Frigga.

Fruncí el ceño, realmente extrañada, el único dolor que había podido sentir siempre era el de Loki, pero él está muerto...

—¿Hay alguna forma de que ya no lo sienta, padre? —preguntó Thor.

—Por supuesto, hijo. Tu madre está trabajando en ello, y en menos de lo que esperemos, nuestra querida ____ estará bien... —me acarició la cabeza— Mientras tanto, deberás estar en reposo.

—Entiendo padre, lo haré.

Al cabo de un rato, el rey se fue, dejándonos nuevamente a solas; nos mantuvimos en silencio, y eso ayudó a que me adentrara en mis pensamientos, no entendía como era posible sentir el dolor de Loki, si se suponía que estaba muerto, era realmente extraño.

El carraspeo de Thor me hizo respingar, así que dejé de pensar en ello y me centré en él.

—¿Tienes hambre?

—Sí, bastante... —asentí, tocándome el estómago.

Se estiró a una de las mesas y tomó una bandeja con frutas, extendiéndomela.

—Sé que son tus favoritas.

—Lo son... —sonreí— Gracias.

El asintió sonriéndome de vuelta.

Me dispuse a comer ante la mirada atenta de él, no me incomodaba, ya habíamos estado en situaciones así antes, como cuando me enfermé a los diecisiete por haber bebido de un lago sucio.

Cuando terminé, me fijé de que la noche ya había caído, y eso me hizo preguntarme si acaso el rubio se tomaba un descanso de estar aquí, le entregué la bandeja y decidí hablar.

—Oye, ¿hace cuánto que estás aquí?

—Vengo todos los días a verte desde lo sucedido.

—No tienes qué dejar tus cosas por mí.

—____ —me llamó— Tú sabes que lo hago porque te quiero, y quiero asegurarme de que estés bien.

Sonreí ante sus palabras, y decidí no discutirle más al respecto, en cambio tomé su mano y la acaricié con mi dedo pulgar.

—De acuerdo, me agrada tu compañía.

Me miró alegre y luego se levantó.

—¿Sabes qué? Te haré una de las obras que te hice aquella vez que enfermaste hace dos años.

Reí al ver como salía a buscar todo lo necesario, y como volvía tan rápido como sus rayos.

La obra realmente me hizo reír, Thor haciendo voces tontas y moviendo unas marionetas improvisadas me hacían olvidar el mal rato que pasaba por el constante dolor en mi pecho, sentía como me perdía a veces simplemente en tan solo su encantadora mirada y puedo decir que ese momento, era uno de los más apreciados en mi vida estando él en ella.

Ya era muy tarde, y tuvimos que bajar el volumen de nuestras risas, cuando el sueño comenzó a llegar a mí, pude notar como Thor dejaba poco a poco de hablar y como acarició mi mejilla; sentí que se alejaba y antes de cerrar los ojos y que él se fuera, hablé.

—Quédate conmigo esta noche.

Mis palabras fueron suficientes para que el cerrara la puerta, y se aproximara a mí nuevamente, mientras yo le hacía un espacio en la cama y finalmente, ambos quedamos dormidos sintiendo el calor del otro.

Elígeme [Thor, Loki y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora