Elígeme [Thor, Loki y tú]

[Etapas I]

2019 (un año después del suceso)

Etapa 1: Negación.

No me dolía, en realidad no sentía nada.

Ya había pasado un año, un año desde que Thanos desapareció a la mitad del planeta, un año desde que Loki se fue, un año desde que vi por última vez a Thor.

Un año desde que lo perdí todo.

Pero, no me dolía, tanto así, que cuando volvimos a la tierra ese día, lo único que hice fue salir a divagar por el mundo entero, a veces pasando la noche en las frías calles, a veces cuevas, a veces en montañas, a veces en casas extrañas.

Nunca volví a Asgard, nunca volví con Thor, ni siquiera con los vengadores, no volví a ver a nadie conocido.

En cambio, me aventuré a descubrir más acerca de mis poderes, recordando las palabras de Odín, resonando en mi mente, soy más poderosa de lo que pienso, por ende, entre libros, encuentros con sabios y una exploración a mí misma, descubrí que el rey fallecido tenía razón.

Comencé a practicar mis habilidades, algunas que ya sabía, y otras que eran nuevas, entre ellas estaba mi poder de aliento, podía quemar, congelar e incluso intoxicar a las personas con sólo soltar aire, era increíble; podía aparecer de repente en cualquier lugar que ya conociera con anterioridad, cosa que practiqué apareciendo un par de veces en Nueva York, justo en aquel escondite donde el pelinegro me había llevado antes de que obtuviéramos la victoria...

Lo recordaba, pero no dolía.

Podía controlar a las personas a través de la mente, lo hice con una señora, que se me cruzó de repente, parecía amable, me dio lástima haberla usado, pese a eso, pude conseguir algo de comer ese día, no había comido en dos semanas; descubrí también, que podía incluso curarme a mí misma, tal y como él lo hacía, tal y como lo hizo en aquel planeta Titán.

Pero, no duele.

Podía hacer réplicas de mi propio ser, podía incluso cambiar mi cuerpo y formarme como si fuera otra persona, cosa que hice, durante mucho tiempo, para que así nadie me reconociera, no quería que nadie lo hiciera.

Ni siquiera Thor, porque sabía que estaba en la tierra, en alguna parte.

Descubrí que podía volar, cosa que hice para llegar a otras ciudades, con gente nueva, gente que no me reconocía, pese a eso, seguía escapando.

¿De qué estaba escapando? ¿De mi dolor?

Pero, ¿cuál dolor?

Hubo una parte buena en todo ese año, y es que descubrí muchas habilidades de mí, que en realidad no sabía, aprendí a controlar mis poderes, al punto que ya no quedaba exhausta al utilizarlos constantemente.

En mi mente, aún estaba su recuerdo, su cabello rubio, su sonrisa tranquila, sus chistes y su forma de aligerar las cosas, pero también estaba su enojo, sus malas palabras, su prepotencia y el como me llamó la última vez que le dirigí la palabra.