Elígeme [Thor, Loki y tú]

[Me salvaste]

Al día siguiente.

Ideamos un plan el resto de la noche antes de dormir, así que le pedimos a Hulk que le pidiese a la Valquiria que viniera a su habitación en la mañana.

Y así sucedió, la chica llegó a la habitación y en seguida comenzó a juguetear con Hulk mientras Thor y yo nos manteníamos escondidos, pronto, me fijé bien en el rostro de la chica, y sentí un flashback llegar a mi mente.

*Flashback*
La pequeña estaba entre los escombros de su hogar roto, una mujer de traje negro y mirada siniestra había atacado al pueblo, cuando sus padres intentaron defenderse ella sin piedad alguna los asesinó; mientras que ella en un desesperado intento por salvarlos, usó sus descontrolados poderes, pero la mujer le dio una sonrisa macabra y esquivó cada uno de sus torpes ataques.

—Oh dulce niña, no eres rival para mí.

Sin más, con su poder la arrojó lejos y derrumbó la casa encima de ella, provocándole gran dolor en su cuerpo; pronto, unos brazos la recogieron delicadamente, mientras lloriqueaba débilmente por lo ocurrido.

—No te preocupes, pequeña, estarás bien. —susurró la Valquiria, teniendo en brazos a la herida niña de trece años.

Con los ojos entrecerrados y un leve dolor en su pecho, ____ pudo notar en seguida el bonito rostro de la guerrera que la había salvado.

—Dime, ¿cómo te llamas?

—____... —soltó en un débil susurro.

—Eres muy bonita, ____.Yo soy Brunnhilde. Estarás a salvo, el rey Odín te llevará a sus aposentos.

Ella asintió lentamente, para comenzar a sentir que todo se nublaba lentamente después.

Retrocedí unos pasos, sorprendida e impactada de lo que acababa de recordar, aquellos recuerdos que mi mente se encargó de enterrar, estaban volviendo justo ahora.

—¿____? ¿Qué te ocurre? —susurró Thor.

Hice caso omiso a lo que me decía y salí de mi escondite.

—¿Brunnhilde? —exclamé entrecortadamente.

Pronto mi mirada y la de la morena se conectaron, sintiendo un millón se sentimientos ahí mismo.

—¿____?

No bastó nada más para que me acercara a ella y nos fundiéramos en un abrazo, mientras ella me acariciaba la espalda en señal de reconforte, notando que estaba terriblemente tensa.

—¿Qué sucede? ¿Qué estás haciendo aqu...?

En ese momento un sonido la hizo girar, y pronto su gesto preocupado cambió a uno molesto.