Elígeme [Thor, Loki y tú]

[Destierro]

Junto con mis amigos nos dirigimos a Jötunheim, estaba nerviosa por lo que pudiese suceder, no entiendo cómo había cedido a la petición de Thor; sabía que podía llegar a ser muy impulsivo cuando así se decidía. Heimdall nos dio unas advertencias antes de permitir que nos fuéramos, pero al parecer hicieron caso omiso a excepción de mí que le pedí que en caso de cualquier peligro avisara a Odín.

Al llegar al lugar, sentí el frío llegar a mi cuerpo debido a que no se me ocurrió colocarme algo encima cuando me cambié el vestido por una armadura; al parecer, Loki se dio cuenta de ello, por lo cual con su magia cubrió la parte superior de mi cuerpo, sonreí ante el detalle.

—Gracias. —le dije dulcemente mientras caminábamos por el lugar.

El me dio una sonrisa hasta que nuestro momento fue interrumpido por un carraspeo de Thor, noté como el pelinegro rodó los ojos y solamente pude fruncir el ceño confundida, ¿ahora qué le ocurría a estos dos hoy?

—Han venido a un lugar muy peligroso, asgardianos. —habló con voz firme un gigante de hielo, al parecer, el líder.

—Soy Thor, hijo de Odín.

—Sabemos quién eres.

—¿¡Cómo entraron tus monstruos en Asgard!?

—En la casa de Odín hay muchos traidores. —comentó este, con tranquilidad.

Me di cuenta de cómo Sif miró de reojo a Loki después de que el gigante de hielo hablara, y tuve un mal presentimiento de todo esto; sí, era verdad que Loki era caracterizado por ser el Dios del engaño y de las bromas, pero no creo que lo lleve a tal extremo que sea capaz de traicionar a su propia familia.

—¡No deshonres el nombre de mi padre con tus sucias mentiras!

—Vete de aquí, mientras lo permito, asgardiano.

Loki se acercó sigilosamente a su hermano, mientras que los demás nos mantuvimos en nuestras posiciones.

—Vámonos, hermano, no quieras comenzar algo violento.

—Vuelve a tu posición, hermano. —demandó el rubio.

—Deja de ser orgulloso, nos superan en número. Piensa un poco... —murmuró Loki— Aceptaremos su misericordiosa oferta, Thor, vámonos.

Loki volteó a verme, buscando mi apoyo, en seguida entendí y comencé a caminar con él. Thor hizo lo mismo, hasta que el Gigante de hielo lo provocó.

—Mejor vete a casa, princesita. —habló otro gigante, burlón.

—No... —suspiró el pelinegro.

Ambos entendimos que estaba a punto de cometer una locura, y antes de que lanzara el Mjolnir me aproximé a él y lo aprisioné en mis brazos.

—¡SUÉLTAME, ____!