Elígeme [Thor, Loki y tú]

[Todo]

DÍA 22.

Narración omnisciente.

*Flashback*

—Un poco a la derecha.

—¿Así?

—Mhhh, no, arriba.

—¿Mejor?

—¡Sí, sí! —el dios sonrió con los ojos brillantes al ver el retrato colgado en su pared— ¡Perfecto!

___ miró con cierto deslumbramiento la pintura, que hizo reír dulcemente a Thor. La ojiverde tenía talento con la pintura, era ambiciosa y perfeccionista; cuando esta llegó hasta él con una bella pintura de un retrato de ambos, sintió su joven corazón dar un brinco de alegría, ante el dulce detalle.

—Muchas gracias. —ella sonrió, con las mejillas coloradas.

—Gracias a ti, realmente es el mejor regalo de cumpleaños que me han podido dar. —miró orgullosamente la obra, mientras ayudaba a la chica a bajarse del taburete.

—Sin tu inspiración no podría haberlo hecho, Thor. —ladeó la cabeza y pasó un mechón suelto detrás de su oreja, nerviosa por la cercanía de Thor, que mantenía una mano en su hombro, acariciándolo de arriba a abajo.

El la miró tiernamente y se concentró en abrir los demás regalos, de parte de sus familiares, frunció el ceño al ver uno extraño de parte de Loki, para cuando lo abrió, un sapo le saltó encima, sobresaltándolo. ___ acudió en su ayuda atrapando el animal con sus manos, y dejándolo con cuidado en la ventana, mientras mantenía una sonrisa divertida.

—Loki siendo muy original cada año. —musitó entre risas.

Thor se levantó del suelo, después de recuperarse del susto por la broma de su hermano, hasta que de repente tropezó, y cayó, esta vez encima de la joven.

—Por los cielos, discúlpame, ___. —exclamó avergonzado, quitándose rápidamente de encima.

La ojiverde negó con la cabeza, manteniendo una sonrisa y le restó importancia, su amigo le extendió la mano para ayudarla a levantar, luego sacudió sus prendas.

—Tranquilo —se acomodó el cabello, riendo— No es nada grave.

El rubio la miró con admiración, pero se recuperó rápidamente, tratando de no pensar en la cercanía que tuvo con su amiga hace unos momentos, ni en que pudo besarla en ese instante. Soltó un resoplido, mientras palmeaba el hombro de la diosa.

—Tal vez podríamos...

—¡De verdad es un idiota! ¡No puedo creer lo que me ha hecho! —el chillido furioso de Sif interrumpió— ¡Mira lo que me ha hecho tu hermano! ¡Es un inmaduro, tonto e insensible!