Elígeme [Thor, Loki y tú]

[Eres tú]

Al día siguiente.

10:25.

Sentí como me movían incesantemente de mi cama, por lo cual, a regañadientes abrí los ojos, encontrando a Steve allí.

Había llorado toda la tarde y toda la noche anterior, me quedé junto a mis amigos, que me consolaron todo el tiempo que quise, hasta que decidí irme a casa, a hundirme en mi soledad.

Sentí un toque en mi espalda, por lo cual giré el rostro, aún pegado a la almohada.

—Hola, ___ —saludó Bucky con una leve sonrisa— ¿Cómo estás?

—No quiero mentir —murmuré con la voz carrasposa— Me siento horrible.

—¿Quieres algo? ¿Necesitas alguna cosa?

Negué con la cabeza, dándole una palmadita leve a su mano.

—Estaré bien, sólo dormiré un poco más... Así que te veo más tarde, James.

El me miró con duda, como si no quisiera dejarme sola, pero al cabo de unos minutos se levantó de la cama y salió del lugar.

Inmediatamente cerré los ojos de nuevo, no tenía ganas de nada.

14:45.

Debía levantarme, por mi propio bien, tenía una vida en mí a la cual cuidar, me giré sobre la cama y luego me levanté. Caminé hasta el espejo del baño, bajando la mirada hacia mi vientre y esbozando una sonrisa alegre.

—Serás un bebé fuerte y muy apuesto —me acaricié mi propio vientre— O tal vez una bebé muy fuerte y muy guapa.

Pronto mi sonrisa se congeló, al pensar en la idea de criarlo yo sola, sin el amor de mi vida.

Loki, ¿dónde estás?

Escuché el ruido de la puerta principal, por lo cuál inmediatamente imaginé que mis amigos venían preocupados por mí, decidí bajar a ver de quién se trataba esta vez, importándome muy poco que me vieran en la camiseta esqueleto y la pantaloneta a juego.

—¿Hola? —hablé bajando las escaleras— Chicos, no tienen que venir más, en serio, estaré bi...

Quedé de una pieza al ver la figura masculina parada en la puerta, al parecer los dioses habían escuchado mis plegarias.

Loki mantuvo su mirada fija en mí, con el gesto serio, usaba una camisa blanca con una corbata negra y un pantalón café oscuro; tenía las manos en los bolsillos, tamborileaba lentamente el pie y podía notar que estaba algo nervioso de estar allí.

—H-hola... —tartamudeé.

—Hola.

Terminé de bajar las escaleras con lentitud, sin dejar de mirarlo, me sentía nerviosa.