CAPÍTULO III

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Di una vuelta más en mi silla sin tener otra cosa más que hacer. Miré desde mi lugar los documentos en la basura y suspiré, Kamille era una mujer más complicada de lo que parecía, en la cafetería la forma en la que se concentraba sin importarle la existencia de ningún otro ser humano me hizo sospechar que era dueña de un carácter fuerte, sin embargo, me había quedado corta en mi deducción, fuerte era una palabra realmente corta. Mi celular sonó en el escritorio y pude leer el nombre de Felipe en la pantalla, volví mi vista a la basura; donde su historia descansaba junto con las demás.

-Hola Verónica, ¿Cómo estás?- su voz sonó del otro lado con emoción.

-Ey, bien, todo maravilloso- muy maravilloso últimamente- ¿Tú qué tal?

-Muy bien, esperando la noticia de la fecha oficial de la publicación, ¿Cómo va todo?- la sensación de culpa que sentí en ese momento me hizo levantarme y buscar entre los papeles el suyo.

-La edición está marchando, aunque por mi accidente se retrasó todo.

-Paula me lo comentó, espero estés mejor- suspiré intentando sacar la gran presión que sentía de mi. Felipe no era mi amigo más cercano, pero era mi amigo. Nos conocimos en la universidad, él estudiaba derecho y yo literatura, nos cruzábamos en los pasillos con frecuencia y charlábamos más que nada de nuestros orígenes ya que ambos somos españoles, pero nada más.

-Si, estoy mucho mejor, gracias por preguntar.

-Me alegra, fui a la editorial la semana pasada y una mujer me- tres golpes en la puerta le hicieron callar.

-Dame un momento, adelante- silencié la llamada e Irene asomó por la puerta.

-Pierre convocó una reunión, ya- giré los ojos y me despedí de Felipe cortando la llamada. En el camino, muchos funcionarios salían de su oficina para ir al lugar de la reunión. Me sentía frustrada. El llegar después de un ausencia como la mía y encontrar todo de manera diferente me afectaba. Había alguien más que quería tener el mando, tenía prohibido mover un dedo y me sentía completamente inútil. Amaba avanzar, pero los cambios de esta forma no eran mis favoritos.

-¿Por qué traes esa cara?- Adrien se unió a mí en cuanto llegué a la sala de reuniones.

-No sé nada de lo que está pasando- giré mi silla hacia la suya.

-Te dije que Kamille había llegado para revolucionar todo, las ventas de los libros disminuyeron de manera considerable en Francia, por eso decidió venir. Todo estaba vuelto un caos.

-Todo ahora está vuelto un caos- mi vista se desvió hacia la mujer que Adrien mencionó y que ahora entraba con su típico poderío al lugar acompañada de Pierre y Eric. Los tres con la misma fuerza, la misma determinación y la misma elegancia, sin embargo; Kamille relucía entre ambos.

-¿Por qué no decides también pelear por el puesto de director general?- susurré.

-¿Incluirme en una pelea entre mi hermano y Kamille? Nunca.- se encogió de hombros y miré de vuelta al frente. Adrien siempre se había mantenido al margen de cualquier cosa que estuviese relacionada con el frente de la empresa aunque Pierre insistiera en que él, siendo uno de sus hijos debía tomar responsabilidad como Eric lo hacía, y aunque las insistencias de mi jefe no habían sido suficientes, mi amigo había aceptado el puesto de Diseñador para no estar tan ajeno al negocio familiar. Cosa que al parecer era completamente diferente en Kamille.

-Buenos días a todos y Bienvenidos- se sentó al frente- Verónica, bienvenida de nuevo a la empresa, me alegra que estés mejor.

-Gracias, señor Dupont- sonreí y sentí una mirada café sobre mi, pero al buscar a su dueña, esta se encontraba revisando documentos sobre el escritorio.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora