CAPÍTULO II

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-Buenos días, buenos días- besé la mejilla de mi hermana- ¿papá no ha llegado?- negó tomando de su café.

-No, me dijo que haría algunas compras antes de llegar- di una vuelta frente a mi hermana con mi ropa formal puesta y sin el cabestrillo- te ves guapísima. Voy a extrañar tenerte aquí, aunque fuese para acosar a la clientela.

-Ainhoa, por milésima vez que yo no venía a verla a ella- me miró sin creerme. Era muy mala mintiendo. Desde pequeña para mis padres era fácil descubrir cuando no decía la verdad, y odiaba de vez en cuando el no saber cómo disfrazar las verdades, o mentir directamente. Era una clara desventaja- Ya me voy al trabajo.

-Que te vaya bien. Prometo despedirte de ella.

-¡Adiós, Ainhoa!- me despedí y la escuché reír. Mi hermana siempre fue tan quisquillosa como mi madre. Perseveran en cuanto a sacar información se trata, mientras que yo tenía aspectos de ambos; sin embargo, dominaba mi padre y su manera de ser paciente hasta que se estuviese preparado para hablar.

El sentir de nuevo el olor a libros nuevos al entrar a la librería, que era el primer piso de la editorial, me hizo sentir viva de nuevo. Desde pequeña la pasión por la lectura y escritura fue prioridad en mi vida, por lo que en cuanto crecí decidí estudiar Literatura, eso sí, con mucho esfuerzo de mis padres en poder pagarme una buena universidad en Los Ángeles. Lejos de España, de lo que teníamos y de lo que pasó. Huyendo de todo lo que nos atormentaba, aunque los recuerdos jamás dejaban de hacerlo.

-Bonjour, Joile (Buenos días, linda)- Adrien me recibió con un abrazo en cuanto llegué al piso donde estaban las oficinas- ¿cómo estas? ¿Qué tal tu brazo?

-Bien, aún me incomoda un poco pero estoy mucho mejor- moví mi brazo izquierdo con orgullo para mostrar mi avance- ¿cómo estás tú? ¿Cómo va todo aquí en la empresa?- abrió la puerta de su oficina.

-Y bueno, hay muchos cambios aquí. Kamille está luchando por hacer limpieza de escritores y mi tío se rehúsa.

-¿Kamille?- me detuve un momento buscando a alguien conocido con ese nombre. Pero no existía- ¿Cómo qué limpieza de escritores? ¿Los va a echar?

-Es verdad, no la conoces. Kamille es mi prima, llegó hace una semana a la empresa desde Francia. Ahora es competencia de Eric para ser la nueva directora general de la empresa- lo miré mal por evitar contarme lo que estaba pasando, que era mucho- ay, por favor. Me ibas a matar por contarte cosas y no poder venir a ver por tu cuenta. No te enfades.

-Eres un muy mal amigo- rió.

-También estoy feliz de verte de nuevo- me guiñó el ojo desde su silla- ya tendré tiempo de presentarla.

-Seguirás siendo un hijo de puta- lo señalé y Adrien sonrió.

-Te extrañé tanto- recostó su cuerpo y me miró desde su silla.

-Está bien, iré a trabajar- tomé mi saco y me giré a verlo de nuevo- También te extrañé- le lancé un beso y caminé hasta la puerta de la blanca oficina y tomé el pomo de la puerta sin llegar a girarlo debido a que alguien más desde afuera realizó esta acción por mí y la puerta se abrió dejándome en completo shock. El corazón se me aceleró y dejé de respirar un par de segundos convenciéndome de que tan real podía ser la imagen que ahora tenía frente a mis ojos.

Esa mujer misteriosa que observaba en la cafetería cada día y pedía todos los días el mismo café estaba frente a mí, a centímetros del otro lado de la puerta. Sin embargo lo sentía como una simple utopía, ¿era un engaño de mi cabeza acaso? Sentí mis piernas quedarse estáticas a pesar de que la mujer con un sutil permiso me hizo a un lado y entró a la oficina. Esto debía ser una terrible broma de mi cerebro, y una de muy mal gusto.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora