CAPÍTULO LXVIII

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-¿Como es que Kamille tiene un hijo?- Paula me interceptó en cuanto llegue al departamento ubicando su celular en mi rostro- ¡Tu ex tiene un hijo de ocho años!- me detuve a mitad de la sala. Devastada y furiosa. Enojada con Isabella, queriendo gritarle y romperle la cara por sacar a ala luz el secreto de Kamille de esta manera y sin su permiso. Me sentía impotente y fuera de mis casillas, no podía pensar con claridad todo. Paula se detuvo y me miro con curiosidad- Oh, por Dios. Ya tú lo sabias- me señalo desesperada- ¡Sabias que ella tenia un hijo y no me lo dijiste! ¡Soy tu mejor amiga! ¡Y Ella tiene un hijo!- levanté la mano y suspire dejándome caer en el pequeño sofá de la habitación. Necesitaba respirar, espacio y tiempo para calmarme.

-Lo supe cuando fui a España, estaban allá- fue lo único que dije- Es una larga historia pau pero... no me correspondía decir eso a mi. Era su secreto. E Isabella se pasó contándoselo a todos- suspiré enojada. Me regresé después de saber la noticia porque no iba a soportar verle la cara a Isabella sin querer abofetearla, o hacerlo realmente. Porque iba a reclamarle y porque ya estaba harta, ella había llegado a su límite y yo no iba a poder controlarme.

-¿Tu conoces al chamaco?- se sentó a mi lado sorprendida.

-Si- se llevó las manos a la boca.

-La francesa se lo tenía bien guardado- me señaló- ¿Y quien es el padre?- miré al suelo y negué con la cabeza.

-Esa sigue siendo información que no puedo darte Pau- ella bufó y dejó caer su cuerpo en el respaldo del sofá.

Nos quedamos en silencio y mientras yo intentaba canalizar la furia que tenía en contra de Isabella, Paula leyó en voz alta lo que decían en las noticias sobre Jérémie y Kamille, y no me gustaba para nada. Mañana sería un largo día y no estaba lista para enfrentarlo, pero el día sería aún más difícil para Kamille y debía apoyarla. Nadie sufría más esto que ella, de eso estaba segura. Isabella se había atrevido a tocar una parte de ella que era bastante íntima y eso era señal para saber que para hacerle daño no tenía límites.

Quería llamar a Kamille y preguntar cómo estaba pero lo evité aunque toda la noche mi celular estuvo en mi mano, con su número en la pantalla esperando un segundo de valentía que durante todo ese tiempo, jamás llegó.

***

En la mañana la empresa estaba abarrotada de periodistas en la entrada. Los vi en cuanto pasé por la recepción y subí al ascensor. Todos esperaban a Kamille y yo también. En las pantallas de la cafetería la trasmisión en vivo por la llegada de quien era la jefa estaban encendidas y los comentarios respecto al tema y al gran secreto de Kamille no se hicieron esperar en el lugar, de hecho era de lo único que se hablaba el día de hoy. Minutos después de esperarla, ella apareció en la pantalla llegando a la editorial atrayendo la atención de todos, y como era habitual con su porte firme y fuerte. Siendo esa empresaria temeraria a la que no le importa nada. Como me gustaba verla de esa forma.

-Señorita Dupotn, ¡Señorita Dupont!- Kamille se detuvo frente a los periodistas con seriedad.

-Ya estará enterada de las fotos que están circulando junto con el rumor de que usted tiene un hijo.

-¿Eso es cierto?- pusieron los micrófonos frente a ella que los miraba con la misma expresión, mientras que ellos y toda la empresa estaba expectante a lo que se dijera. Me sentía nerviosa porque no quería que la atacaran, aunque sabía perfectamente que ella no iba a flaquear.

-Si, si tengo un hijo. Si era lo que querían confirmar, permiso- se abrió paso con ellos detrás.

-Señorita Dupont, ¿por qué jamás lo mostró o sacó a la luz?

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora