CAPÍTULO LXIX

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Cuando llegué al hotel Paula no estaba. Dejó una nota avisando que pasearía por la ciudad y me sorprendí al ver que manejaba parís mejor que yo. Dejé el celular en la mesa después de apagarlo y me lancé a la cama intentando ignorar las imágenes que se repetían en mi cabeza de Alexandre y Kamille juntos. Cerré los ojos, evitando no pensar y escuché la puerta. Me levanté suponiendo que era Paula y abrí encontrándome con alguien diferente, muy diferente a mi amiga.

-Hola- La cálida sonrisa de Olivia me recibió en la puerta y yo me quedé en shock. Definitivamente no esperaba encontrarla en mi puerta o que ella regresará, al menos no tan pronto- Es sorpresivo que esté aquí, lo sé- me besó la mejilla con cariño y sonrió. Intenté hacerlo también y recibirla de la mejor manera, ella seguía siendo mi novia de cualquier forma, aunque estábamos distanciadas.

-Hola, Liv. ¿Qué haces de nuevo en Francia? ¿Y tus maletas?- cerré la puerta y caminé con ella al sofá.

-Están en otra habitación, vine por trabajo realmente, cielo- me senté a su lado y ella me miró ladenando la cabeza, haciendo una mueca.

-¿Qué?

-Lo sabrías si aún fueses escritora de Graham- entrecerró los ojos y lo sentí como un reclamo- pero básicamente, Isabella tiene un juicio donde el protagonista es el dinero, así que me necesitan aquí- asentí entendiendo y encajando las piezas del rompecabezas- ¿Por que renunciaste?- preguntó después y me miró con el ceño fruncido.

-Porque no podía estar más allí. Isabella se había portado muy mal con todos, me hizo mentir y hacer trampa, yo no soy así y... También te hizo sentir mal a ti y bueno... Era una tortura, me desgastaba la energía.

-Lo sé- acarició mi cabello y suspiró- Entiendo tu decisión. Aunque en la empresa ella ha corrido el rumor de que los has traicionado, y ahora estás de lado de Kamille- me encogí de hombros.

-Si así quiere verlo ella.

-Apoyo cada decisión que tengas para tu bien- se acercó a mi y sonreí- Estoy orgullosa de que luches por lo que te regrese la tranquilidad.

-Gracias, lo sé- sonrió ella y me robó un beso corto, Levantándose.

-Debo trabajar. Nos vemos luego, hermosa- me tocó la nariz y se fue cerrando la puerta detrás de ella. Aún debíamos decidir sobre nuestra relación. Y yo no tenía claro si agregaríamos uno más o en su defecto lo omitiríamos, volviendo los dos puntos existentes en uno final. Mi cabeza ya estaba lo suficientemente confundida, realmente. Me quedé sola por un largo rato hasta que llegó Paula. La miré llegar con un girasol en las manos y fruncí el ceño.

-¿Y eso?- lo señalé.

-Lindo ¿no?- asentí y lo dejó en la cama- París es precioso, de verdad es un paraíso- puntualizó y sonrió.

-¿Estabas sola?- ella negó y suspiró.

-Con Scarlett- sonreí- Y no me mires así. Fue una casualidad, realmente. Y decidimos hablar con calma y dejar las cosas claras entre ambas.

-¿Y? ¿Al final que?- me miró con duda.

-Somos amigas- habló al fin pero no le creí absolutamente nada.

-¿Ella te regaló el girasol?- asintió y me reí.

-La verdad me alegra haber hablado con ella y arreglarlo todo- asentí ante su tono nervioso, sin creer, pero la miré haciéndole creer que si y recostó su cuerpo en el sillón- Scarlett es una gran compañía, pero me dijo que tenía que irse porque iba a ser el juicio de Kamille- la miré sorprendida.

-¿Qué?- me levanté y tomé mi celular, encendiéndolo.

-¿No sabes que el juicio de tu amorcito es ahora?- la miré y la pantalla se iluminó con varias llamadas perdidas de Eric que evidentemente, no recibí. Maldije por lo bajo comenzando a ser atacada por los nervios.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora