CAPÍTULO XLIV

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-Espera, espera. Deten el auto- Eric frenó de golpe.

-¿Qué pasó?- abrí la puerta y salí corriendo. El vómito de igual forma salió de mi boca y cayó al suelo. Me apoyé en mis piernas y cerré los ojos con fuerza sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas al recordar que el diagnóstico de mis vómitos había sido descubierto por alguien que solo me mintió y a quien no quería recordar- ¿Estas bien?- me incorporé mientras lloraba y asentí.

-Yo estoy...- volví a asentir cubriendo mi boca con el dorso de mi mano. Le di la espalda a Eric y grite con fuerza queriendo liberarme del horrible dolor del que ahora era presa. Me estaba ahogando, me quemaba. No podía parar de llorar. Me lleve las manos al pecho, al estómago, a la cara queriendo comprobar que aún sentía, que aún respiraba, porque sólo podía pensar que no. Lo que me pasaba era tan intenso que incluso mis pulmones hacían un esfuerzo por seguir brinadome el aire necesario para seguir.

-Kamille no merece esto- sonreí y negué.

-Si supieras lo que su bello corazón merece, Eric- lo miré y negó

-Lamento lo que pasó entre ustedes.

-No importa- le reste importancia y camine al auto. Cuando abrí la puerta volví a derrumbarme y me apoyé en ella- ¿Qué se supone que haga ahora? Yo la quiero Eric. ¡Por qué me hizo esto!-  lancé la puerta con fuerza y me deje caer en el suelo.

-Oye, el auto no tiene la c...- golpee la puerta de nuevo- La tiene, la tiene- abracé mis rodillas buscando algo que me hiciera sentir mejor- Okey, okey- suspiré y mire al cielo.

-Hay que irnos, Verónica. No nos pueden encontrar aquí, y así a ti. Vamos- me tendió la mano y me levanté, entrando al auto de nuevo.

-Jamás pude notar que fue una mentira- hable después de que el comenzará a conducir de nuevo- estaba tan concentrada amandola, lo hizo tan bien- negué con la cabeza.

-Jamás pensé que Kamille pudiese estar con una mujer- apoyé mi cabeza en el vidrio.

-No lo estuvo eric. Fingió que así era- el silencio fue el protagonista de allí hasta la puerta de mi casa, donde habían periodistas por todos lados- No, no- me tomé el cabello frustrada- Sácame de aquí, no quiero este ambiente. Por favor- Eric retrocedió y condujo hacia otro lado.

-En mi departamento todo esta peor, no podemos ir allí.

-Llévame al cementerio- hizo silencio por unos segundos y condujo hasta el lugar donde descansaba Adrien. Entré sola porque Eric prefirio darme privacidad. Me derrumbe por completo cuando estuve frente a la imagen de mi mejor amigo.

Las veces que vine a contarle lo bien que iban las cosas Con Kamille pasaron factura. Aunque intentará pararlo, no podía dejar de llorar. Quería que fuese una broma, un sueño, algo diferente a la realidad. Quería despertar. Despertar aquella mañana después de su cumpleaños cuando él aún vivía y yo no recordaba aquel primer beso con Kamille. Quería despertar y no sentir la rabia que me estaba carcomiendo. Quería retroceder y hacer las cosas diferentes, que Kamille hiciera las cosas diferentes. No podía pensar en nada más que ella.

Mi celular comenzó a sonar en el bolsillo. Mensajes de todo el mundo, noticias, llamadas de la prensa me hizo lanzar el celular a cualquier lado con rabia y odio, cansada de todo. Ya no quería ser perseguida, quería pasar el amargo dolor sola, sufrir los que fuese necesario pero sin nadie que me siguiera cualquier lado.

-¿Cómo es que pasó, Adrien? ¿Cómo fue que pudo engañarme de esa forma? ¿Mentirme tan bien?- me limpié las lágrimas con mi camiseta y cerré los ojos.

No quería irme de aquí. No quería levantarme y enfrentarme de nuevo a la estúpida realidad. Ya no quería mas de tantos escándalos. Ya no podía mas.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora