CAPÍTULO LXV

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-¿terminas tarde de trabajar?- Olivia se sentó frente a mi en la mesa del hotel mientras desayunaba. La miré con la vibra de la mañana iluminarse el rostro.

-No, intentaré regresar temprano. Tenemos que hablar- la mire y asintió comenzando a comer a conmigo.

-Lo sé. Sé que debo explicaciones, sé que debemos hablar pero... Solo querría tenerte sin nada de por medio, tal vez antes del final, aunque no quiero que se termine- la miré mantiendome en silencio y sabiendo que ella no era la unica que debía dar explicaciones. Yo también debía contarle la verdad, la verdad sobre lo que pasó esa noche con Kamille. Si exigía que ella fuese sincera yo debía decirle la verdad, y estar en igualdad de condiciones.

-Quiero hablar contigo- suspiré y deje los cubiertos en el plato para darle toda mi atención.

-También yo- me tocó la mano.

-Tienes medio día para pensar y aclarar las ideas- sonreí a medias, dándole el tiempo para que pensara. Porque no podía darme un tiempo para mí. Sabía que sería insuficiente, sabía que no me alcanzaría ni siquiera el día para llenarme de fuerzas y contarle la verdad. Mi celular sonó en mi bolsillo y descolgue al ver que era Paula.

-Ey, ¿Que tal?- terminé el jugo de naranja bajo la mirada de Olivia.

-Oye, estoy en un avión viajando para Francia- La sorpresa me atacó la mirada y una sonrisa se me formó en los labios.

-¿Es en serio?

-Claro que es en serio, Verónica, no mames- me reí- cuando llegue te llamo para que me recojas, porque no se hablar francés. Que me pierdan en París tampoco suena una Mala idea... O que me robe un frances.

-¿Por qué? Si la lengua francesa ha te atacó una vez, tal vez te puede robar una en vez de uno... - me reí haciendo alusión al beso que se dio Con Scarlett y a ella misma.

-¿Quieres que me lance de este avión y no vaya a verte, hija de la chingada?

-Ya, ya esta bien- negué con la cabeza- ten un buen viaje y cuando llegues me avisas.

-Esta bien adiós- colgó la llamada.

-¿Quién era?- Olivia me miró con curiosidad.

-Paula, viene para acá- Olivia me miró con la sorpresa que probablemente tuve yo en mi mirada- si, es sorpresivo.

-Es más que sorpresivo, mi amor.

-Pero bueno, me iré para regresar temprano- me levante de la mesa y le bese la mejilla- aclara tus ideas y al regresar hablaremos.

-Te quiero- sonrió y moví mi silla.

-Te quiero Liv- suspiré y salí del hotel. En la entrada la camioneta gris en la que me iba y regresaba cada día estaba esperándome. Me subí y cerré los ojos. Tener a Paula en Francia sería una ayuda increíble y un respiro para mi. No me sentiría igual de sola o desprotegida. Paula significa tener una parte de mi familia y de mi ciudad en Francia, eso me haría recuperarme un poco. Por desgracia, tal vez cuando Paula llegue yo tendré que haber enfrentado mi verdad y decírsela Olivia.

No podía defenderme u ocultarme aunque quisiera. Ella asumía lo suyo como un error, pero no podía decir lo mismo de lo que pasó con Kamille, yo no lo sentía igual que ella.

Cuando llegué sentí un poco de peso caer sobre mis hombros, seguía con la molestia de haber mentido y poner en riesgo el trabajo de aquel chico, y aunque sabía que Kamille lo tenía todo controlado, me ponía un poco nerviosa no saber cómo y estar caminando a ciegas, solo confiando en la guía de Kamille. Que no me disgustada del todo. Cuando salí del ascensor una secretaria me interceptó en cuanto salí.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora