CAPÍTULO XXXIII

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-Gracias por tu trabajo, me encanta- detallé la portada que Victoria diseñó y sonreí.

-¿Te gustó de verdad? Cambié mucho los diseños, porque sé que eres tan exigente- me reí ante su mueca.

-Me encantó- la imagen abstracta de un cielo en llamas relucía en el papel, y me había fascinado- Gracias.

-Me alegra que te gustara- me sonrió y se sentó a mi lado. Era la primera vez en dos meses que entraba a la oficina de Adrien, todo estaba muy diferente a como lo recordaba, todo era diferente a como cuando estaba él, pero ya lo estaba aceptando. Fui al psicólogo un par de veces ya obligada por Eliza y Kamille, que no sabía desde cuando pero se habían vuelto las mejores amigas, y decidí ayudarme a mi misma en el proceso de aceptación del que el hombre me había hablado- Oye, se lo enviaré a Kamille y a edición- asentí sonriendo- Estas diferente. Tu mirada no es igual a la que tenías cuando te vi en el pasillo al volver.

-Mi vida cambió mucho desde entonces- suspiré y asintió.

-¿Alguien más?- sonreí y entrecerré los ojos- Tienes la misma expresión de hace dos años- hice silencio- ¿Y Quien es la afortunada?

-¿Por qué debe ser alguien mas?- se encogió de hombros.

-¿Sabes?- rió y me miró con burla- Cuando volví a verte conversabas con Kamille y ella te miraba de una forma extraña, luego en el ascensor pensé que ella te gustaba, que tenían algo- movió el bolígrafo en el aire- Que estupideces pensé ¿no?- fruncí el ceño.

-¿Qué pasa si te digo que si es Kamille?- seguí la conversación con una sonrisa y ella soltó una carcajada.

-Me río en tu cara- se encogió de hombros y yo fruncí el ceño- yo te conozco y las mujeres como Kamille no son tu tipo. Una mujer tan seria y cuadrada que sólo piensa en ella misma- apreté un poco mis manos debajo de la mesa- Ella no es tu tipo de mujer, jamás te fijarías en alguien como ella- sonreí y asentí sin decir una palabra.

-Gracias por la portada- se levantó y sonrió extrechando la mano que le tendí.

-Un placer para mi, Verónica. Éxito con tu libro- sonreí y salí del lugar cerrando la puerta.

Tipos, tipos. Al diablo con eso.

Caminé hasta la oficina de Kamille pero me la encontré saliendo del ascensor, esperé un mejor recibimiento pero sólo me saludó pasando por mi lado. Le atribuí el comportamiento a que estabamos en el pasillo del piso pero sólo Susana estaba allí y por lo general ella no era impedimento para que me besara. Saludó a su secretaria y entró, fruncí el ceño y entré con ella a la oficina.

-Ey, te fuiste en la mañana sin despedirte- me miró por un segundos y siguió caminando hasta su lugar.

-Adiós, supongo- sonrió a medias- tenía que llegar muy temprano, pero te dejé una nota y un desayuno lindo que espero te haya gustado- habló mirando la pantalla del computador.

-Si, estaba delicioso, gracias. Quiero que me despiertes cuando te vayas- me miró.

-¿Para que? Duermes plácidamente.

-Para despedirme de ti- hable obvia y ella asintió.

-Duermes plácidamente, no voy a interrumpir tu sueño- ladeo la cabeza.

-¿Te pasa algo?- fruncí el ceño ante su actitud.

-No, estoy bien- su celular sonó en la mesa y ella lo miró contestando sin pensarlo. Suspiré y me fui cuando comenzó a hablar en su idioma natal. Me despedí de Susana que me deseó suerte y me marché a la cafetería.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora