CAPÍTULO LII

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15 MESES DESPUÉS.

El dolor. Tal vez sea la forma de poderío del destino en la que te muestra su capacidad destructora, y que siempre, o casi siempre, perderás contra él. La dicha, Sin embargo, no significa una victoria. No significa que has ganado, no significa que triunfaste sobre lo escrito en piedra. Yo creí hacerlo, y gané, perdí cuando te amé. Porque fue eso: Contradicción. Entre dolor y dicha. Entre sonrisa y llanto. Entre sudor y lágrimas. Cuando yo te amé, entonces, el destino me dijo mirándome a los ojos que triunfe sobre él, pero perdí contra ti.

El auditorio entero se puso en pie. Las piernas me temblaban y no podía parar de sonreír, la felicidad que sentía, y el orgullo en complemento, no lo permitían. En el público mi familia aplaudía con fuerza, la misma con la que el corazón me latía. La misma con la que sentía a la vida susurrarme al oído que lo había logrado.

-Gracias por estar aquí, Gracias por venir y recibir mi libro de esta forma. Es un placer estar aquí, es un placer para mí que lean mi libro y que sea tan importante para ustedes, gracias- Saludé con mis manos y bajé de la tarima siendo interceptada por Olivia y un tierno beso cargado de felicidad.

-¡Que bien lo has hecho, mi amor!- sonreí, le di un beso más y mi mirada conectó con la de Isabella.  Ahora mi jefa, ahora la mujer que dirigía mi camino y que había sabido subirme a lo más alto del éxito.

-Verónica, como siempre un magnífico trabajo- me besó la mejilla- Los directivos estamos encantados con tu trabajo, felicitaciones- me miró por unos segundos, atravesándome con sus ojos cafés y luego le sonrió  a Olivia, la cual hizo Una mueca extraña pero luego sonrió.

-Lo hiciste magnífico- le tomé el rostro y le di un beso, emocionada por el resultado de la presentación.

La miré y sonreí, enfocando sus hermosos ojos verdes.

-Gracias, mi amor- dio saltitos y yo le besé la mejilla.

-Hay que salir, afuera te esperan- solté el aire y le tome la mano caminando con ella. Aún, a pesar del tiempo que llevaba enfrentandome a estas cosas seguí poniéndome nerviosa. Aún, el corazón me latía con fuerza cuando sabía que me enfrentaría a una multitud, aún mi versión inexperta y tímida del pasado, seguía aquí.

Olivia detuvo nuestros pasos y se detuvo frente a mí.

-Debo llegar hasta aquí, si pasas por la oficina nos veremos allí, sino, nos vemos en el departamento, amor.

-Que te vaya bien- me beso la mejilla y sonrió caminando lejos de mi. La mire con atención hasta que desapareció en el pasillo.

Después de la partida de Kamille, Pasé dos meses sin querer seguir mis aspiraciones. Dos largos meses que tomé para mi, dos largos meses en los que me culpe y lloré, pero me detuve. Con ayuda de mi familia, de Paula, de Olivia había vuelto a brillar, no sólo como persona, sino como escritora.

-Vamos, linda. Camina que tu público espera- la mano de Isabella llegó a mi cintura y me hizo caminar fuera de las cortinas, donde había un multitudinaria cantidad de personas esperando y todas con mi libro en sus manos.

Aquel libro que le escribí.

-¡Verónica!- saludé con la mano de forma general  y me detuve en la mesa donde firmaría los ejemplares. Isabella, que también era mi representante, dio unas palabras cortas para presentarme mientras yo movía el bolígrafo en mi mano con nerviosismo.

-Nosotros como editorial, agradecemos al evento por invitarnos, por invitar a Verónica. Es un placer estar aquí y que sepan que hacen parte de todo nuestro crecimiento, y sobre todo del de nuestra estrella- me señaló y sonreí escuchando de nuevo aplausos- no los hago esperar más, comencemos con las firmas y fotografías- le hizo una señal al vigilante y la primera persona en la fina llegó hasta mi. Abrazos efuroricos, felicidad y hasta llanto, no solo de su parte también de la mía. Luego el libro cayó frente a mi:

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora