CAPÍTULO LI

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Ya no sabía por cuánto tiempo había visto el techo de mi habitación. Las lágrimas me caían por las mejillas y no hacía ningún esfuerzo por deneterlas. Sabía que era bueno para mi estado llorar cuanto necesite, pero para este punto ya pensaba seriamente en una idea de deshidratacion. Me limpié las lágrimas y sin terminar de hacerlo ya habían nueva mojando mi rostro de nuevo. Cerré los ojos y me acomode al rededor de una almohada aferrandome a ella y llorando un poco más fuerte. Segundos después sentí que tocaron la puerta y me recompuse para dar permiso a que entraran. Eric se asomo por la puerta y me miró con tristeza.

-Ey, al menos un Dupont si vino a despedirse- ladee la cabeza y él se sentó en la cama.

-No se que razones hicieron que ella no se despidiera de ti, no podría juzgarla. Su relación..

-Ella y yo no fuimos novias. No tuvimos Nada.

-Eso me dijo, pero completó comentando que un nombre tan corto no iba a definir todo lo que pasó contigo. Que lo que tuvieron fue tan intenso como para ponerle un título que lo defina- me quedé callada, asentí y él sonrió dándome un abrazo cálido. Me solté a llorar de nuevo y él acarició mi espalda con cariño- jamás creí decir esto pero me caes bien y creo que me harás un poco de falta- hizo un mueca y sonreí.

-Espero que te vaya bien y Kamille no sea una jefa cruel contigo.

-Lo será- reímos y suspiré.

-¿Ella jamás volverá?- Eric pensó un momento y negó con la cabeza.

-El perder la sede fue un golpe duro para ella. Creo que incluso prefería perder la libertad- asentí- es una mujer difícil. Lo más probable es que jamás vuelva, la forma en la que la humillaron y rebajaron le habrá quitado las ganas de todo.

-¿Y que hay de mi?- hablé en voz baja queriendo que él no escuchara. No se lo preguntaba a Eric, sino a Kamille. Quería que ella dijera que realmente no era una razón lo suficientemente importante como para regresar, o para quedarse. Porque si eso no pasaba yo iba a seguir teniendo esperanzas de que ella podría volver por mí. Yo seguiría teniendo fe en lo nuestro, a pesar de todo.

-Tú siempre serás importante en su vida, creeme.

-Cuídate mucho- lo miré cambiando de tema- Y no seas tan orgulloso, por favor-  gire los ojos y el río.

-Algún día llegará mi Verónica que hará que cambie.

-Si es así por favor no la abandones sin despedirte- me sonrió.

-Estaré al pendiente, si quieres. Te llamaré a preguntar como estás, el que seas mi ex no significa que te odie- le golpee el brazo.

-Espero seas muy feliz, eres muy capaz y no eres un fracasado, Eric- elevó su puño al aire y lo conecté con el mío.

-Sigue siendo igual de exitosa, de verdad, estoy agradecido contigo y te deseo la mejor de las suertes. Eres talentosa y una persona increíble- asentí- también eres terca y odiosa a veces- me reí y él me abrazo- debo irme. No quiero hacer esto una dramática despedida.

-No voy a llorar por ti si es lo que buscas.

-Que mala ex novia eres- entecerro los ojos y volvió a abrazarme- Hasta pronto, Verónica. Gracias por todo.

-Que tengas un buen viaje- sonrió y se levanto caminando hasta la puerta, donde se detuvo.

-¿Quieres que le diga..?

-No. No le digas nada. Kamille es mayorcita y está consiente de lo que hizo- asintió. Sus palabras me hicieron recordar a Adrien y la forma en la que la reprendia. Lo miré y pude verlo. La misión que se impuso, cuidarme por él se la había tomado muy enserio, aunque hace apenas un par de meses atrás no hubiese recibido nada de él. Me sonrió por última vez y se marchó cerrando la puerta tras de sí. Me dejé caer en la cama de nuevo mirando al techo, al cual ya debía tener harto con mis llantos y lamentaciones. Suspiré al aire y Paula entró a la habitación.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora