CAPÍTULO XIX

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-¡Que se supone que hare ahora! Dime, ¿el plan era que paseara contigo por la ciudad? Porque falló. Porque te fallaron los cálculos y ahora paseare sola- Me quede callada esperando respuesta pero no la tuve. El viento movió las hojas en el suelo y me di la vuelta dándole la espalda a la imagen que había de Adrien en su lapida- Esto es una porquería. La vida es una completa porquería- me cubrí el rostro con las manos y me quede en silencio. Volví mi cuerpo hacia el y marque el numero de Olivia en mi teléfono.

-Hola Verónica, ¿Cómo estas?

-Hola. Amm ¿Podemos vernos ahora?

-Vale, dime donde y te llego en quince.

-En la cafetería, te envió la dirección.

-Nos vemos- corte y le mande la dirección y me despedí en silencio de Adrien saliendo del cementerio. Mañana iría a llevarle flores a mi hermano y le traería a Adrien. Suspire y decidí caminar. Mi mente era un remolino y no podía procesar lo que acababa de pasar con Kamille, el auto era algo exagerado. No podía aceptarlo pero me sabia mal rechazar un regalo de mi amigo muerto. Me llego un mensaje de Susana avisando que Kamille le comunico sobre mi resfriado y que se encargara ella por hoy de todo. La editorial y mis responsabilidades pasaron a un segundo plano y lo olvide por completo, por fortuna Kamille me excuso. Sorpresivamente.

Kamille. El estar con ella tanto tiempo me había borrado el chip de la Kamille que conocía. Ni siquiera sabía cual era la verdadera, no tenía idea de quien era ella. Siempre era severa a su manera, e incluso en su estado actual lo seguía siendo, pero tenia detalles que no entendía. Y que una razón, al menos lógica, no alcanzaba a explicar del todo.

Llegué a la cafetería justo cuando un auto se detuvo en frente. Auto del que salió mi hermana con una sonrisa, fruncí el ceño y ella se despidió del chico que después se fue sin bajarse.

-¿Ese es el supuesto novio?- se giró hacia mi alarmada y me reí.

-No empieces, que es mi amigo- me señalé y entramos juntas.

-Un amigo no te trae tantas veces a casa. ¿Cómo se llama?

-Verónica...- me regañó y reí.

-Quiero saber al menos el nombre de tu amigo, ¿cómo se llama?- giró los ojos.

-Se llama Emiliano.

-¿Cuantos años tiene?- camine con ella hasta la barra.

-Ay, Verónica no comiences- caminó hasta donde estaba mi padre. Me preocupaba en exceso por Ainhoa, había perdido ya un hermano y si la perdiera a ella tal vez enloquecería. Además, como están las cosas ahora prefería evitar a lamentar. Suspiré buscando a Olivia con la mirada y caminé hasta ella cuando la encontré a un par de mesas de donde estaba.

-Hola Vero- se levantó y me besó la mejilla.

-Hola, ¿qué tal todo? Espero no haberte molestado- dejó su celular a un lado y me miró.

-Jamás me molestas, linda. Cuéntame, ¿qué pasó?

-Eso quiero que me digas tu, ¿Qué paso esa noche? Que viste o escuchaste. No sé, a Adrien o a su novio. Algo, cualquier cosa puede ser clave- ella asintió y suspiro.

-Antes, ¿quieres algo?- negué con la cabeza y sonreí- Bueno, realmente no sé si yo sea de ayuda. Cuando voy al bar poco me centro en lo que pasa a mi alrededor, pero si vi a Adrien esa noche. Dos veces, de hecho. Cuando llegue el estaba afuera esperando a alguien, supongo que a su novio por que algunos minutos después ambos entraron de la mano al lugar.

-¿Y?

-Y no lo vi mas. Mas tarde cuando casi me iba escuche que se formo una pelea afuera. Mucha gente salió pero- se forzó en recordar y me miró- Pero vi al novio de Adrien dentro del bar, entrando al baño. Recuerdo que por eso me sorprendí que fuese Adrien el herido, yo pensé que bueno estarían juntos ahí.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora