Limpié de nuevo mis lágrimas y di una vuelta más en el estacionamiento. No iba a dejar que ella me tratara de esta forma. Respiré profundo y me limpie las lagrimas, el dolor pasó a ser rabia cuando vi llegar su auto. Apreté mi chaqueta en un puño y me acerqué a pasos gigantes hacía ella. Sólo una vez había estado tan enfadada, y ni siquiera yo sabía lo que era capaz de hacer con esa rabia. Pero quería y tenía que enfrentarla.
-¿Qué es lo que tienes en la cabeza?- Me miró y su cara palideció por un segundo.
-Verónica, Baja la voz.
-No te preocupes, que nadie sabrá lo que pasó- saqué el dinero que ella dejó y lo lancé en su cara- No era necesario que me tratarás como una maldita prostituta- la señalé mirándola mal.
-Eso no es así, yo sólo...
-Querías pagarme por sexo, ¿a eso estas acostumbrada?- Kamille cerró la puerta del auto y me miró, me analizaba.
-No me faltes el respeto, Verónica. Ambas sabíamos que esto no debía pasar, yo sólo me aseguraba de que tú no ibas a decir nada.
-¿Respeto? ¿Me estas hablando de respeto?- me reí con ironía, prefería eso a ponerme a llorar frente a ella- ¿Creías que iba a proponerte matrimonio al día siguiente? Yo también sé lo que es sólo sexo, Kamille. No tenías que Comprar mi silencio.
-No quería ofenderte- la miré queriendo golpearla y apreté la mandíbula conteniendo mis ganas.
-Me trataste como una prostituta, te burlaste en mi cara y me restregaste tu maldito dinero y tu poder. Ya tengo claro que eres superior, Kamille. No era necesario recordarlo de una manera tan baja. No tenías que hacerme sentir de esa manera, si querías irte podía hacerlo, yo no quiero compromisos con una persona como tú- la miré por última vez- Puedes estar tranquila, nadie se enterara de lo que pasó, ¡Oh, y gratis! Solo porque es usted, señorita Dupont- me di media vuelta y salí del estacionamientos con las lágrimas ahogándome.
Me dolía y me enfurecía en partes iguales. Yo sabía que era solo sexo, pero eso fue solo la gota que derramo el vaso. Kamille me gustaba y lo sabía. Lo que había pasado me habia calado en el interior porque aunque ella ni siquiera se hubiese mostrado interesada en lo que yo sintiera, yo si. Me había involucrado sentimentalmente con Kamille y eso era una maldición.
Fue mi error. Un error que pagaría con creces y estaba completamente segura de eso.
**
-¿Por que tienes esa cara?- Paula terminó su postre y me miró frunciendo el ceño.
-No es nada, estoy bien- dejé los cafes en la mesa y mi mejor amiga negó con la cabeza.
-Te pasa algo, dime que es. ¿Qué te hicieron?- la miré mal y suspire. No quería hablar del tema, quería olvidarlo, superarlo, enterrarlo. Pero sabía que no iba a ser posible. Iba a ver a Kamille cada día en la editorial, tendría que rendirle cuentas, el olvido esta vez no era una opción- Por favor, Verónica.
-Me acosté con Kamille- me miró de inmediato, notablemente sorprendida y la cuchara que sostenía cayó al plato ensuciando un poco la barra.
-¿Qué tu qué?- La reacción de Paula era graciosa, aunque no para mi, así que solo me encogí de hombros sentándome frente a ella en la barra- ¿Te cogiste a tu jefa? ¿Es en serio?
-¿Crees que jugaría con algo así?
-Pero ¿Por qué? ¿No se supone que ni siquiera se llevaban bien? ¿Esa es su manera de arreglar sus diferenencias?
-Pasaron cosas ¿Okey? Pasaron cosas extrañas el último tiempo entre ella y yo. Fue a mi departamento, todo se volvió raro y ya, pasó.
-¿Pero ella no era hetero?- hice una mueca- ¿En serio cogieron?
ESTÁS LEYENDO
DE CAFÉ A TI
Storie d'amoreUna de las cosas que más increíble me parecía de la vida, o tal vez del destino, era lo difícil y caprichosa que podía volverse. Me robaba sonrisas y me robó el motivo de ellas. Me entregaba tristeza y dolor, cuando estaba en máximo punto de felicid...