CAPÍTULO LIX

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El corazón me latió con rapidez y me costó respirar, verla aquí era una sorpresa total, verla aquí en esta situación era muchísimo pero. No entendía nada, no podía comprender lo que sucedía. El pequeño se alejó de mi brazo para llegar hasta Kamille.

-¿Es tu amiga?- Kamille tragó en seco y su mandíbula se tensó. Ninguna de las dos podía decir una palabra, yo por la sorpresa y el shock en el que me encontraba y ella tal vez por los nervios de encontrarme de forma tan inesperada. Yo no podía siquiera respirar con tranquilidad. Miré a Jérémie abrazar a Kamille con cariño y ella le puso los brazos alrededor, protegiéndolo. Eran parecidos, eran tan parecidos. Él tenía sus ojos, el mismo color café que tanto me gustaba y que me había atrapado.

-Si- respondió Kamille por fin- No mi amiga... Ella- hizo silencio y lo miró- Verónica trabaja para mi, trabajó para mi hace mucho tiempo- corrigió y me quedé quieta hasta que escuché el "siguiente" para avanzar en la fila. Les di la espalda, moviéndome y cerrando los ojos e intentando mantenerme en pie sin fuerzas, los abrí de nuevo deseando que fuese un simple sueño, pero no. Compré apenas una malteada y salí de la fila, siendo seguida por el pequeño de cabello rubio.

-¿Trabajaste para mamá?- me detuve con las manos temblando y asentí sonriendo, debido a que, aunque intentara a hablar. No podía hacerlo- ¡Genial! Tenemos un palco VIP ¿quieres ver el partido con nosotros?- Kamille llegó hasta mí con la comida en sus manos y sus ojos fijos en los míos. No sabía si esto era acaso una simulación o una estúpida broma, parecía todo, todo menos la verdad.

-Tal vez Verónica vino con alguien, cielo- Miré los ojos de Jéremie enfocarme con esperanza. Eran los suyos. Eran los ojos de Kamille pero, me parecía increíble creer aquel mamá que él había gritado al verla, no entendía nada. ¿Quién era el padre? ¿Por qué lo ocultó? ¿O acaso no..?

-De hecho vine sola...- Kamille cerró los ojos, sabiendo que yo quería hablar sobre el tema, ella sabía que debía prepararse para dar explicaciones. Yo no quería estar con ella, pero quería respuestas. Las necesitaba y se las exigiría- Si Kamille no tiene problemas, puedo acompañarlos.

-Mamá, di que sí. Verónica me cayó muy bien, di que si- Mamá. Me sentí mareada, pero sin náuseas. Más bien, mi cuerpo amenazaba con quedarse sin fuerzas en cualquier momento.

-Esta bien, Vamos- Pasó por mi lado y el niño me tomó de la mano para que lo acompañara.

-¿Por qué ya no trabajas con mamá?- Me preguntó mientras caminábamos. Me sentía nerviosa y asustada. Un peso de responsabilidad cayó en mi, aunque no supe por qué.

-La vida de adulto es una pesadilla, ¿recuerdas?- sonrió- sólo... hubieron problemas que lo impidieron- asintió y entramos al palco. El estadio se veía igual que la última vez, pero la energía era diferente. Y sabía por qué.

-Es una lástima, me hubiese gustado conocerte antes- se sentó a mi lado, en la silla siguiente se sentó Kamille, recta y tensa. Sabía que incluso estaba más nerviosa que yo.

-Y créeme, también a mí- la miré y sus ojos cafés me encontraron. La miré con seriedad. Le reclamaba, si. Lo hacía porque aunque actualmente ella y yo no nos debiéramos nada, tuvimos algo en el pasado. Y en ese entonces ella ya era madre. Yo merecía respuestas a todos mis ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?

-Iré al baño, no quiero hacerlo mientras juegan- se levantó y lo detuve tomándolo de la mano.

-¿Vas a ir solo?- Kamille me miró con tranquilidad.

-No es la primera vez que vengo, no te preocupes- lo miré y sonrió saliendo de la cabina. Cerró la puerta y me giré hacia ella.

-¿Qué significa esto?- la miré y cerró los ojos, llevándose los dedos al puente de la nariz- ¿Qué clase de broma es esta?

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora