-¿Puedes decirme por fin a donde me llevas?- Terminé la manzana que comía y Kamille negó con la cabeza mientras conducía. Escogí la ropa que llevaría a ciegas debido a que no sabía a dónde íbamos. Y Kamille sólo decía que era una casa de campo, sin embargo, me hizo traer vestido de baño y sudaderas.
-No seas curiosa- suspiré mirando por el camino. Los árboles se movían con la brisa y yo estaba fascinada. No sabía a donde iba pero el paisaje era precioso y maravilloso.
-¿De donde sacaste la idea de la rosa?
-Acompañé a Scarlett a buscar un rgealo para ti, la vi y supe que tendrías que tenerla. ¿Empacaste la lencería?- levantó la ceja y sonreí.
-¿Tú que crees?- acaricié su muslo y detuvo el auto.
-Aleja tu mano, harás que choquemos- apartó mi mano y reí. Siguió conduciendo y en minutos entramos al lugar que supongo ella se refería. Era una casa de campo, aunque de casa no tenía nada. Era realmente una mansión enorme con árboles rodeandola, una piscina en frente, flores por todos lados y un kiosco igual de grande a unos metros. Me bajé del auto mirando todo con asombro y Kamille me rodeó la cintura con los brazos- ¿Y? ¿Te gusta?
-Es precioso, pero ¿Que es esto?- le miré la cara.
-Lo compré para ti.
-¿Qué?- sentí que me desmayaba y ella se burló de mi expresión.
-Es broma, es broma- me tomó la mano y caminó conmigo adentro- Es propiedad de mi familia, aunque sólo vine una vez cuando tenia 20 y visité la ciudad. Recordé que existía y quise traerte porque me parece un paraíso y quería que lo disfrutaras- subimos las escaleras y abrió la puerta dejándome más sorprendida aún. El interior y su decoración moderna me sorprendió y me fascinó por completo.
-¿Y esta vacía?
-No, la cuidan un par de empleados pero quise darles el fin de semana libre para que te sintieras más cómoda- me tomó del cuello y sonreí dejandome caer en su pecho.
-Dijiste que no pudiste preparar algo mejor y esto- abrí los brazos- ¿Esto te parece poco, Kamille?
-Esto me parece mínimo, mon amour
-¿Mínimo?- sonrió.
-Pude hacer algo mejor- presumió encogiendose de hombros.
-¿Mejor que esto?
-Mucho mejor- me besó con seguridad y fuerza haciendo que me aferrara a sus brazos para no desmoronarme por la forma tan sensual en la que me atacó la boca- Esto no es nada para lo que mereces- sonrió- Ven vamos.
Terminó de mostrarme todo, cada rincón del lugar, sorprendiendome y haciendome amar cada cosa nueva que descubría. En el segundo piso caminó buscando una habitación es específico, lo sabía porque cuando la encontró me miró sonriendo. La abrió y un gran piano de cola de color blanco nos recibió. La miré sorprendida.
-No me digas, no me digas- di saltitos ilusionada y la miré.
-Si, voy a tocar algo para ti- rió y se sentó en el piano. Se veía preciosa, cada imagen que Kamille me regalaba me parecía más perfecta que la anterior. Siempre lograba sorprenderme. No me senté a su lado. Me quedé para mirándola porque quería tener una vista completa de la escena. No quería perderme de nada. Me miró por unos segundos y comenzó a tocar.
La melodía era suave, lenta y preciosa. Me concentré en ella y la forma en la que tocaba. Kamille era una obra de arte, ni siquiera me importaba la melodía, aunque era preciosa, no podía despegar la vista y concentración de su imagen. De lo concentrada que estaba en las teclas y como sus manos se movían en ellas. Me miró por unos segundos y sonrió, luego la canción terminó. La aplaudí emocionada y ella sonrió.
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DE CAFÉ A TI
RomanceUna de las cosas que más increíble me parecía de la vida, o tal vez del destino, era lo difícil y caprichosa que podía volverse. Me robaba sonrisas y me robó el motivo de ellas. Me entregaba tristeza y dolor, cuando estaba en máximo punto de felicid...