CAPÍTULO LXII

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Cuando el avión aterrizó en Los Ángeles comencé a sentir el sentimiento de culpa hacerse cada vez más intenso y las palabras de Eric repetirse con fuerza en mi cabeza. Miré los vuelos de regreso en la pantalla pero me di la vuelta ignorándolos y tomando un taxi hasta el departamento. Amanecía apenas en la ciudad y el sol se comenzaba a asomar. Me sentía cansada y bastante culpable por lo que había hecho, pero no me importaba mucho. Ya nada lo hacía, realmente.

"Kamille no lo hizo para perjudicarte, lo hizo para protegerte"

Era tarde para dar marcha atrás. Sabía que esto tendría consecuencias, Isabella me despediría y al amanecer de allá sabía que había venido, tenía compromisos y debería afrontar demandas, pero mi salud mental ya no soportaba estar en ese ambiente. Ya no podía.

Cuando entré al pasillo que me llevaba a mi departamento los ojos me pesaban y me sentía bastante agotada. Necesitaba una ducha larga y una siesta, una siesta de horas para que este sentimiento de amargura desapareciera. Me detuve en la puerta, cuando en vez de eso me encontré a Olivia en la entrada dándose un beso con una chica morena.

Genial, lo único que me faltaba.

-¿Es en serio?- me miró con sorpresa y luego a la chica con la que estaba- No me jodas- me di la vuelta con la maleta.

-Espera, espera- me detuvo por el brazo- ¿Tú qué haces aquí?

-¿Tienes el descaro de preguntar eso? ¡Te estabas besando con alguien en la puerta de nuestro departamento!- me solté de su agarre y Olivia me miró con seriedad- ¡Joder!

-Nada diferente a lo que has estado haciendo tú con tu jefa, Verónica.

-¿Qué estás diciendo? Lo de Isabella fue un error, un error tonto, Olivia. ¡Joder!- la miré mal y ella sonrió con cinismo.

-Hablo de Kamille. Hablo ese tonto fantasma de Kamille que siempre nos atormentó y que ahora que volviste a verla, supongo que...

-¿Qué? ¿Qué tengo algo con ella?- me reí y negué con la cabeza- No. De hecho no puedo ni verla, no soporto mirarla, Olivia porq...

-Porque todavía la quieres, no puedes permitirte el estar cerca de ella porque tú sabes que no resistirías tanto. Porque detrás de tu odio tonto se esconde el cariño que le tienes, por eso jamás has querido dejarla ir del todo. Necesitas que Kamille esté en tu pensamiento y en tu vida, aunque sea camuflada como una enemiga- Olivia respiró con dificultad cuando terminó de hablar y yo la miré mal. Estaba muy enojada con ella, por lo que había hecho, por lo que creía. Por hacerme esto. Por hacernos esto.

-Con Kamille no ha pasado, ni pasará nada. Yo te quiero, te he sido fiel...- miré a la chica atrás de ella- y tú... Tú metes a nuestro departamento a la primera aparecida que se te cruza. Quién está enganchada con el pasado no soy yo, eres tú. Y yo no iba a fallarte... Ya no iba a fallarte, ni por Kamille ni por nadie. Lo hice en el pasado, pero yo cambié. Tenemos una relación seria, al menos creí que lo era, pero veo que no- le di la espalda y corrí escaleras abajo.

-¡Verónica, espera!- escuché su voz detrás pero corrí hacia afuera y tomé un taxi antes de darle tiempo de llegar conmigo de nuevo. Cuando me subí recibí una llamada de Paula.

-Joder- suspiré y le indiqué al taxista que me llevara al cementerio antes de descolgar- Hola ¿Qu...?

-¿Cómo es eso que estás en Los Ángeles y no es París como deberías, Verónica?- bufé maldiciendo a Eric en el fondo, porque sabía que él la había llamado para contarle.

-Paula, por favor no estoy para reclamos ahora.

-¡Ve a Chingar a tu madre con tus exigencias! Voy a matarte y a hacer que regreses a Francia, aunque sea esposada, porque no debes estar aquí.

DE CAFÉ A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora