10. Eres Asombrosa

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—Ah, una joven saturada de responsabilidades cuyo mérito ha sido robado por una impostora. Una presa perfecta. Vuela rápido, mi akuma, e infecta su corazón angustiado.

~∆~

—No puedo dejar que Marinette sea akumatizada, no puedo dejar que ese akuma la alcance —dijo acelerado.

— ¡Entonces date prisa, niño! —Plagg también estaba inquieto. Si Ladybug se akumatizaba: fin del juego.

— ¡Plagg, Garras fuera! —en el segundo en que se transformó estaba deslizándose fuera del edificio escolar. No quería perderla de vista. Usó su bastón para elevarse más allá del techo y, gracias al cielo, logró verla correr hacia un callejón no muy lejos de la panadería, seguramente para esconderse.

Sin un segundo que perder, se lanzó en esta dirección.

~∆~

—Marinette, necesitas calmarte. Tú sabes que eres capaz de luchar contra ellos —la alentó Tikki, asomándose por el bolsito.

Marinette tenía ganas de gritar '¡Ahora no!' No tenía el valor para repelerlo, ni la energía para impulsar sentimientos positivos por encima de sus emociones descarriadas ahora mismo.

Estaba a punto de quitarse los aretes. Tikki podría entregarlos a Chat. Al menos, Mister Bug tendría oportunidad.

"No. No puedo hacerle eso a Chat Noir" pensó mientras daba vuelta en un callejón — ¡No voy a huir más, no vas a atraparme! —una vez llegó al final del callejón sin salida, se dio la vuelta y enfrentó a la mariposa, que estaba a escasos cinco metros de ella — ¡No vas a utilizarme, no seré la marioneta de un monstruo! —no eran exactamente pensamientos felices, pero su determinación tendría que bastar por ahora —soy fuerte. Saldré adelante. Soy-

— ¡Cataclismo!

Un borrón negro aterrizó justo frente a ella. Una mano cargada de energía destructiva atrapando y disolviendo a la mariposa en cenizas.

— ¿Chat Noir?

El héroe la miró desde abajo, con ojos desorbitados —Eres asombrosa —enfatizó cada palabra, terminando su oración interrumpida.

Con un quejido de cansancio, Marinette se derrumbó sobre sus rodillas, solo para que Chat la atrapara en un abrazo —Chat...

—Tú, princesa, eres la única persona que conozco, capaz de rechazar un akuma por pura fuerza de voluntad. Eres asombrosa —insistió el rubio.

Marinette lanzó un suspiro tembloroso, sintiéndose más tranquila que en muchos días, a pesar de estar llorando todo el miedo y la ansiedad de hace un minuto. Se consoló en la forma en que Chat la acunaba, sentándola sobre sus rodillas y envolviéndola en sus brazos, en un fuerte abrazo —Gracias por salvarme.

Chat negó con la cabeza, pero no dijo una palabra, en cambio, la acomodó mejor entre sus brazos para poder levantarla — ¿Cómo te sientes? ¿Debería llevarte de regreso a tu escuela?

— ¡No! —exclamó ella, automáticamente, sorprendiéndolo —lo siento, solo... ¿Podrías, solo, dejarme en mi balcón? —pidió esta vez, con voz más suave.

—Si la princesa desea volver a su torre, este gato con gusto la llevará —bromeó suavemente, con la esperanza de animarla o distraerla al menos un poco. Con ella segura en sus brazos, saltó un par de veces hasta llegar a la parte posterior del balcón; echó un vistazo alrededor, para asegurarse de que nadie los estuviera viendo desde la calle y finalmente saltó al piso del balcón, tomándose un momento para abrir el acceso y colocarla con sumo cuidado en su cama, como si ella fuera una muñeca de porcelana frágil. Luego, se deslizó a un lado de la cama —ahí, una princesa a salvo en su hogar.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora