12. No tan malo

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Hubo de una explicación ampliamente detallada sobre la aparición sorpresa de Jagged -que incluyó los correos electrónicos cruzados de Marinette y Penny, a pesar de que Marc le dijo que no necesitaba evidencia, que él la creía- y una repetición de lo que le explicó a Chat Noir, sobre que no le importaba que Lila tomara el crédito por ello -lo que Félix, audiblemente, desaprobó con un bufido- si no su compromiso con Jagged.

Marc estaba frotando círculos tranquilizantes en la espalda de Marinette cuando ella terminó, hecha un lío de nervios y ansiedad.

—No creo que necesites preocuparte de que la información salga del salón de clases —comentó Félix, cruzado de brazos, luego de analizar toda la información recibida.

Marinette parpadeó dos veces hacia él — ¿Por qué lo dices? —su voz era pequeña y tímida, pero ligeramente esperanzada.

—Recuerda el patético show que Rossi hizo, creando un gran alboroto sobre su secreto importante, y como estaba confiándoselo a los demás —señaló el británico —ella los tiene realmente comiendo de la palma de su mano, así que dudo que cualquiera de ellos vaya a difundir la información... la única persona a la que probablemente no le importa, sería Chloé.

Marinette lo pensó. Si Alya, de todas las personas, no se había apresurado a publicar dicha información, probablemente no lo harían después —supongo que, hablando de control de daños, no es tan malo —decidió ella.

Marc le sonrió —sé positiva, todo estará bien —trató de animarla.

Marinette no estaba muy segura de eso, pero apreciaba los intentos de Marc por hacerla sentir mejor. Con un poco de suerte, este asunto no volvería más tarde a morderla y... ¿tenía o no tenía ella a la encarnación de la buena suerte literalmente en su bolso?

Ayúdame, Tikki.

Respiró profundo, tratando de dejar ir todo el estrés junto con el aire al exhalar.

— ¿Te sientes mejor? —preguntó el escritor.

—Un poco mejor, sí —aceptó ella —muchas gracias a los dos por venir a verme —Marinette colocó un beso en la mejilla de Marc, luego le tendió una mano a Félix.

Mientras que Marc se ruborizó (sí, era un desastre gay, pero aun así era un poco vergonzoso cuando sus amigas eran cariñosas con él) Félix, un poco extrañado, tomó la mano de Marinette. En lugar de sacudirla, ella la tomó entre sus dos manos y la apretó suavemente, dándole una linda sonrisa de agradecimiento mientras lo miraba a los ojos.

Nuevamente, Félix se congeló bajo sus ojos de campanilla azul.

Y no. No se estaba ruborizando.

De ninguna. Maldita. Manera.

—Bien, con eso fuera ¿Quieres salir? —ofreció Marc.

Marinette lo miró, soltando la mano del británico — ¿Ir a dónde?

Marc se encogió de hombros —el helado siempre es bueno para subir el ánimo ¿Qué dices? Hay un buen lugar al otro lado del parque.

—Bueno... supongo que un poco de chocolate y cerezas no me caería mal —cedió ella, con una suave risa — ¿Quieres venir con nosotros? —se dirigió al rubio.

Félix estaba confundido respecto a por qué ella lo invitaría a salir junto con su amigo. Ellos no eran amigos ¿Correcto? Él no estaba allí porque estuviera preocupado por ella. No. Solo estaba ahí por información, ya la tenía y bien podría irse. Sin embargo, se encontró encogiéndose de hombros bajo su azulina mirada expectante — ¿Por qué no? —respondió vagamente, justo antes de que su teléfono zumbara. Un vistazo rápido le mostró un mensaje de Adrien diciendo que tendría su descanso en unos 20 minutos, aproximadamente. Eh, lo justo para matar el tiempo, supongo.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora