13. Charla familiar

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Marinette se apresuró para alcanzar a Kagami al mismo tiempo que esta salía del Françoise Dupont con su bolsa de lona al hombro.

— ¡Kagami! —la de coletas levantó un brazo mientras saludaba a su más reciente amiga y extendía una sonrisa amigable.

El gesto era innecesario para Kagami, pero eso no evitó que las esquinas de sus labios se levantaran en una pequeña sonrisa, secretamente divertida con las exageraciones de Marinette.

—Es bueno ver que estás en buen estado, Marinette — 'saludó' de vuelta la esgrimista.

Marinette lanzó una sonrisa nerviosa —sí, me siento mejor. Aprecio tu preocupación, Kagami —dijo sinceramente — ¿Cómo estuvo tu práctica?

Kagami se encogió de hombros mientras daba una respuesta escueta. El grupo de esgrima del señor D'Argencourt era decente, pero ninguno de ellos le había ganado nunca sin contar a Adrien. No eran el mejor desafío.

La de pelo corto volvió sobre sus palabras con un ligero asentimiento, ajustando la correa sobre su hombro — ¿Qué te hizo perder clases, entonces?

Marinette evitó hacer una mueca. Esa es Kagami para el mundo: directa y concisa —Yo, eh... es ¿Una larga historia? —ofreció vacilante.

La oji-castaña sacó su celular del bolsillo en su falda, mirando la hora —tengo un poco de tiempo. Resúmela —instruyó.

Marinette suspiró en derrota, y empezó a caminar con la otra pelinegra sin rumbo fijo mientras se obligaba a contar sus desgracias por tercera vez en el día, sin embargo, nada tan específico, simplemente mencionó sus problemas con Lila que parecían no hallar un punto muerto, y el extraño comportamiento de su clase. Para ser sincera, hablar del asunto comenzaba a ser molesto, y la hacía sentir como una niña débil que busca a alguien más para que pelee sus batallas por ella. De ningún modo era esa su intención, pero debía recordarse que sus amigos simplemente estaban preocupados por ella y tenían derecho a saber lo que sucedía a su alrededor.

Era difícil, pero Tikki siempre estaba dispuesta a insistir en que debía hablar de estas cosas con otros, desde que tenía el secreto de los miraculous para guardar, no era sano aferrarse a más cargas que no era obligatorio cargar sola.

Marinette no sabía dónde estaría sin Tikki en este momento.

*********

Luka estaba más que un poco confundido.

Su hermana había llegado al barco con la mitad del grupo de chicas. Es decir, sin Alya, sin Marinette.
Fue un poco decepcionante, en realidad. En cuanto escuchó el conjunto de voces femeninas acercarse por la pasarela del barco, había decidido salir a la cocina para obtener un bocadillo y tener la oportunidad de verla y saludarla.

Pero la hermosa melodía de Marinette no estaba a bordo del Liberty.

Lo que sí escuchó fueron menciones a ella, entre los susurros de las chicas y las canciones de confusión, mezcladas con destellos de indignación, o molestia.

No pudo recopilar mucho. Las chicas seguro eran cuidadosas, fuese o no por su cercanía en particular. Pero entendió que algo había pasado en la escuela, algo que involucraba a Marinette.

Regresó a su habitación con una bolsa de papas fritas, un refresco, y una ligera angustia en su pecho. Sin pensarlo mucho, tomó su celular y también su guitarra. Después de configurar el teléfono para grabar, hizo lo que mejor se le daba en la vida:

Convertir sus sentimientos y emociones en música.

********

Félix se puso de pie una vez que los modelos fueron despachados por el día. El separador puesto un poco más allá de la mitad de su libro. Su lectura había sido lo suficientemente interesante como para desconectarse de los delirios franco-italianos del fotógrafo sobre platos de pasta.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora