71. Resoluciones

2.4K 229 419
                                    

~∆~

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

~∆~

Marinette se tomó un momento para apreciar su entorno mientras sus manos se calentaban con la bebida entre sus dedos.

Habían conducido alrededor de media hora, dejando París detrás y las vistas eran nada menos que hermosas. La vegetación salvaje pintada con los colores cálidos del otoño era simplemente un espectáculo a la vista.

Roland se había sentado en la motocicleta, aferrándose a su esposa por su vida, a pesar de que Gina iba por debajo de la velocidad máxima permitida en las autopistas. Mientras tanto, Marinette y Tikki disfrutaron del paseo desde la comodidad del asiento acolchado del sidecar.

Cómo sugirió, Gina los condujo hasta un enorme huerto de calabazas, que se preparaba para las ferias de otoño. Aún no había mucha gente rondando, ya que recién empezaban los concursos de animales de granja, y los puestos que se llenarían de juegos de feria aún estaban en proceso de ser montados. Sin embargo, las estaciones de comida estaban totalmente en marcha, seduciendo a todas las personas con vapores cálidos y aromas apetecibles.

Justo ahora, de hecho, estaban sentados en una mesa de picnic, justo afuera de un local de comida.
Marinette y Gina estaban escuchando a Roland destrozar la selección de galletas que habían comprado, riéndose de su apasionado discurso sobre cómo debía ser la textura ideal de las galletas.

Gina tenía una taza de London fog, Marinette había elegido un golden milk, y Roland se había quedado con un café sencillo.

La mayor pasó sus dedos por el cabello suelto de su nieta con delicadeza mientras esta ocultaba la cabeza en su hombro, tratando de ahogar una carcajada particularmente intensa.
La hizo sonreír el hecho de que Marinette podía disfrutar de este pequeño momento relajado después del día que había tenido ayer (y sin saber aún cómo le había ido el día de hoy). Aunque, del mismo modo, le mortificaba saber que tendría que arruinar este pequeño rato de buen ánimo, pero era muy necesario.

Gina necesitaba saber qué estaba pasando con su adorada nieta.

Entonces, cuando Roland terminó su diatriba, Gina entró a indagar.

—De acuerdo, Marinetta, cuéntale al abuelo y a la abuela qué ha estado pasando últimamente en la escuela —Gina preguntó suavemente, sin dejar de acariciarle el pelo.

La adolescente exhaló profundo y despacio, apretando la taza tibia entre sus manos y mordiéndose el labio inferior con nerviosismo —y-yo... —ella hizo una pausa para tomar un sorbo y mirarlos por entre sus pestañas. Ambos estaban completamente atentos a ella, y expectantes por lo que iba a decir. Y Marinette estaba asustada de que simplemente le dijeran que estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua, o que era solo una riña entre niños, o que simplemente le palmearan los hombros y no dijeran nada más. Estaba asustada, porque los adultos en su vida generalmente no hacían mucho (o nada, para el caso) ante los problemas en su escuela, y ella estaba tan cansada de eso —bien... e-es una historia un poco larga —advirtió —todo comenzó el año pasado, cuando esta chica nueva se transfirió a mi clase...

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora