14. Primer paso

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Gorila finalmente alcanzó al par de primos. Le había dado a Adrien toda la soltura de tiempo que pudo, pero tenía que volver antes de que Gabriel o Nathalie se dieran cuenta de que tardaban más de lo apropiado.

Adrien soltó un suspiro decepcionado pero recogió sus cosas, obediente, y se despidió de su primo.
Félix se despidió igualmente y le envió un mensaje a su propio conductor para saber si no estaba ocupado con su madre. Después de un par de minutos, caminó hacia la acera del parque para esperarlo.

Desde allí, vio a Marinette caminando con la chica Tsurugi de regreso al frente de la escuela, donde un auto rojo brillante esperaba.

La japonesa empujó la bolsa deportiva dentro del vehículo y se volvió para decirle algo a Marinette. La mitad china le devolvió una expresión nerviosa o incómoda pero luego le dio una suave y linda sonrisa, la misma que Félix sentía que le quedaba mejor, antes de abrazarla.
La Tsurugi claramente no estaba acostumbrada a tal afecto, pero correspondió el abrazo y le devolvió su propia pequeña sonrisa a su amiga antes de abordar su transporte.

Marinette se quedó allí, despidiéndose con la mano hasta que el auto salió de la vista. Ella lucía menos ansiosa, más relajada, como cuando estaba con su amigo Marc y él antes.

De repente, como si sintiera su mirada, los ojos de campanilla azul se encontraron con los suyos verdes. Ella le sonrió y, mientras la miraba, Félix tuvo el más extraño impulso... y corrió con ello.

El rubio cruzó la calle y la alcanzó fuera de la escuela —Dupain-Cheng.

.

Marinette se había despedido de Kagami con cierta incomodidad. Apreciaba los consejos, aunque duros y mezclados con regaños, de la japonesa sobre enfrentar la raíz del problema, o sea, a Rossi.
Sabía que Kagami estaba preocupada por ella, y que sus recomendaciones venían con todas las mejores intenciones de ayudarla, pero ella no era como la esgrimista.

Kagami siempre iba de frente y no le importaba lo que pensaran las personas a su alrededor, a excepción de su madre.
Marinette era una criatura muy social, incluso si en su nuevo papel de Ladybug + Guardiana sentía que empezaba a alejarse poco a poco del resto del mundo, y sus amigos estaban en el fuego cruzado entre ella y Lila. Sabía que muchos de ellos estarían devastados y molestos (si) cuando se dieran cuenta que Lila no era más que palabrería y cuentos inventados, pero estaban tan aferrados a todas las promesas de conexiones que ella les había hecho, y a las historias que respaldaban esas conexiones, que se aferrarían a la niebla sobre sus ojos hasta que pruebas absolutas e irrefutables les cayeran encima como ladrillos.

Marinette ya había aprendido que, si iba a hacer algo al respecto, tendría que ser cuidadosa y estratégica. Su corazón dolía por ignorar el consejo de Adrien... pero no tanto como para ignorar a su cabeza e instintos.

Y, hablando de instintos... ¿Alguien la estaba mirando? Su piel y el cabello de su nuca se erizó en alerta. Lentamente se giró, sólo para ver a su compañero de asiento al otro lado de la calle.

Él encontró su mirada, así que le sonrió, y él caminó hacia ella —Dupain-Cheng.

—Hola ¿Terminó la sesión de fotos? —preguntó ella cuando Félix la alcanzó.

Félix asintió con la cabeza. Por supuesto que preguntaría por eso, a ella le gusta Adrien después de todo, pensó, conteniendo una mueca; ese detalle no debería ser importante para él —me preguntaba... —ella lo miró atentamente — ¿me acompañarías a almorzar mañana? —vio el momento exacto en que la sorpresa hizo que sus ojos brillaran suavemente. Un pensamiento fugaz la comparó con una niña a la que le acaban de prometer una sorpresa —corre por mi cuenta.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora