6. Primer intento

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Las primeras clases del día transcurrieron tranquilamente, pero Marinette no esperaba nada diferente, a menos que surgiera un Akuma. Lila, muy a su pesar, no era la clase de persona que actuaba apresuradamente cuando tenía un plan. No. Lila iba a esperar su oportunidad.

La campana para el almuerzo, sin embargo, la llevó a soltar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo, y a relajar los hombros, tampoco consciente de cuán tensa había estado todo el día.

Esta vez se apresuró a guardar todas sus cosas, igual que Félix, y ambos caminaron uno al lado del otro para salir de la escuela en un cómodo silencio.

Marinette hizo caso omiso a su alrededor, tratando de relajarse con los ejercicios de respiración que el maestro Fu le había enseñado hace tanto tiempo porque, maldita sea, le estaba doliendo el cuello.

Félix, todo lo contrario, estaba atento y alerta; Lila había salido del salón, encabezando un pequeño grupo de sus compañeros, con Lady Wifi y Princesa Fragancia a cada lado. La de ojos oliváceos lo había ubicado tan rápido que Félix no se explicaba cómo, y una vez lo encontró junto a Dupain-Cheng, su mirada se tornó algo desagradable y reprobatoria, dándole al rubio un claro mensaje de "esto no es lo que espero de ti".

A Félix no podría importarle menos. Aunque se preguntaba cómo la ingenua manada de ovejas alrededor de ella no se percataba de su fea y desagradable presencia bajo la máscara de dulzura y éxito que ella proyectaba.

Decidido a no jugar su juego, Félix simplemente le dio una mirada fría y carente de cualquier emoción en respuesta, antes de volver la mirada hacia su camino, él y su compañera de asiento bajaron las escaleras en el frente de la escuela.

Esta vez, Adrien no lo abordó, pero si cruzó miradas con su primo antes de subirse a su transporte. Félix le dedicó un asentimiento y una expresión mucho más agradable que a Lila, agitando la mano como despedida antes de cruzar la calle con Marinette.

Podría sentir los ojos de su primo sobre él todo el trayecto, hasta que abrió la puerta de la panadería para la chica y él mismo entró tras ella.

Aún con eso, escuchó el momento exacto en que el sedán se fue, un minuto después.

—Bienvenidos, chicos ¿Cómo estuvo la escuela esta mañana? —Sabine los recibió amablemente, luego de despachar al cliente en turno.

Marinette ahogó un bostezo antes de abrazar a su madre y dar una respuesta estándar. Félix sencillamente inclinó la cabeza en un saludo educado y contestó un "bien, gracias por preguntar" para responder a la cortesía.

Sabine le dio un pan de molde en una bolsa de la panadería y un beso en la mejilla a su hija —todo lo demás está listo arriba, cielo, tu padre y yo nos vamos en menos de diez minutos.

La chica asintió —bien, lamento no poder ayudarlos hoy.

La mujer le dio un par de palmadas en el cabello —tonterías, Marinette, es día de escuela. No te preocupes por eso. Nos vemos en la noche.

—Que les vaya muy bien, mamá —despidió la menor, guiando a Félix hacia las escaleras.

— ¿Tus padres van a salir? —preguntó Félix. Ni siquiera se había dado cuenta de que el letrero de la panadería decía 'cerrado' pero eso explicaría porque no había casi ningún cliente, a diferencia del día anterior.

Marinette afirmó, subiendo uno o dos escalones por delante del rubio —los contrataron para el cáterin de un evento el día de hoy —la franco-china abrió la puerta de su hogar e invitó a Félix a pasar.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora