45. Corazón en la manga

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Ya mero se estrena el primer capitulo de la 5ta temporada ¡¿Todos listos?!

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Félix atravesó la mañana del miércoles como cualquier otro día. Una realización sobre sus nuevos sentimientos no iba a afectar su comportamiento de ninguna manera. Sí, tal vez se sorprendía a sí mismo pensando en Marinette en momentos aleatorios pero, se dio cuenta, había estado haciendo eso casi desde el primer día de clases, así que no era nada realmente nuevo.

Su madre, al menos, no parecía notar nada diferente en él. Incluso durante su trayecto a la escuela, mientras ella hablaba por teléfono, concretando citas para repasar los lugares en los que se planeaba grabar algunas escenas.

Se despidieron con besos en la frente y Félix observó al SUV alejarse con dirección al edificio de TVi antes de cruzar la calle.

Faltaban casi veinte minutos aún para que dieran inicio las clases, y conocía lo suficiente a Marinette para saber que aún no habría salido de su casa.

Al entrar en la panadería-pastelería, se encontró con Tom tras la caja registradora, charlando afablemente con una mujer y su hijo pequeño en brazos mientras les entregaba su pedido en una caja. Eso era inusual, normalmente Sabine era quién estaba allí.

Félix esperó educadamente a que Tom terminara de atender a la madre antes de acercarse.

—Buenos días, muchacho —le sonrió amistosamente.

Lo curioso era que no se veía fuera de lugar en el hombre tan grande como un oso. Aun así, todavía era un poco ¿incómodo? para Félix la familiaridad que los padres de Marinette habían adoptado con él tan rápidamente... Sin embargo, reflexionó, Mamá probablemente sea de la misma manera con ella.

—Buenos día, señor Dupain —respondió cortésmente — ¿Marinette ya salió?

Tom se rió entre dientes —no, no lo ha hecho. Ella y Sabine están arriba. Pasa, pasa —le abrió el camino a la trastienda de buena gana, dándole una palmada en el hombro al pasar.

Si Félix fuera cualquier otro chico, habría dado un salto ante el gesto. Él simplemente parpadeó un par de veces, silenciosamente sorprendido, antes de expresar su agradecimiento y seguir su camino hasta las escaleras.

Allí se encontró a Sabine, viniendo de la dirección contraria.

—Oh, buenos días, querido —ella le saludó, como era habitual.

—Buen día, madame Cheng —contestó el rubio — ¿Marinette está?

Sabine le hizo señas hacia la puerta por la que acababa de salir —adelante, está preparándose para salir —le indicó, con un pequeño brillo nuevo en los ojos —yo solo estaba asegurándome de que desayunara apropiadamente, y ayudándola con su cabello. Quería ponerse un adorno muy bonito que parecía importante —añadió, casi haciéndolo sonar como si pensara en voz alta mientras pasaba a un lado de Félix para salir al local.

Félix la miró de reojo unos segundos más, sin saber muy qué acababa de suceder. Luego, se congeló justo antes de entrar al departamento familiar.

El adorno.

Y pensar que se había preocupado de buscar algo que no pareciera ofrecer intenciones románticas. Esa previsión era hilarante en este momento.

Pensar en demostrar su interés romántico en ella plantó una sonrisa en su rostro. Le hizo cuestionarse cómo sería cortejar a la hermosa chica. Iba a ser divertido, un nuevo reto. Después de todo, Marinette no era como ninguna otra chica que hubiera conocido antes, ella era única, y se merecía un cortejo del mismo calibre: único.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora