46. En guardia

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Adrien se quedó estático en su lugar por los próximos largos segundos, solo pudo ver como su primo alcanzaba a su princesa en la mitad de las escaleras y caminaba tan tranquilamente a su lado por un momento ¡Incluso tomó su mano la apretó suavemente antes de entrar al salón de clases! Mientras él se quedaba atrás, sólo, con la bilis subiendo por la garganta, aún sin saber exactamente qué había pasado entre ellos.

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Marinette se quedó mirando la espalda de Félix desaparecer en el salón de clases con una mirada suave, agradecida por su pequeño gesto tranquilizador de apretarle la mano, sin hacer preguntas sobre lo que había pasado con Adrien.
Fue por la misma razón que no vio a Nino salir del aula 33 y se chocó con él.

—Wow, cuidado amiga —Nino la sostuvo de la cintura, evitando que se cayera de sentón al suelo.

Ella exhaló un resoplido mientras se reorientaba —Uf, lo siento por eso, no te vi.

Nino le dio una sonrisa amistosa, encogiéndose de hombros mientras se acomodaba la gorra —No pasa nada, Marinette.

La chica suspiró, agarrando mejor su carpeta, que casi se le había caído —gracias, Nino —respondió, un poco incómoda.

Nino le echó un vistazo rápido de arriba a abajo —Oye ¿Estás bien, dudette?

Marinette parpadeó un par de veces, despacio, confundida por el cuestionamiento — ¿Yo? Estoy bien ¿Por qué lo preguntas?

Nino la miró a los ojos —Bueno, quiero decir, ayer fue una locura ¿Eh? —trató de sonreír pero se vio más como una mueca —Que cayeras del techo fue... —el chico no pudo contener el escalofrío, que pareció extenderse hacia Marinette, al recordar el momento —nada que tomarse a la ligera.

La oji-azul solo pudo darle una sonrisa tensa, no esperando que fuera Nino de todas las personas quien se acercara a ella sobre el tema. No había dicho nada ayer —Alya no parecía pensar lo mismo —Marinette se mordió los labios inmediatamente. No había tenido la intención de decir eso, simplemente salió de su mente directo a su boca.

Nino se rascó el cabello por encima de su gorra, en su gesto certificado de incomodidad —Oh, eso. No te lo tomes personal ¿De acuerdo? —esta vez su expresión era más condescendiente —Al solo... se ha insensibilizado bastante sobre lo que los akumas pueden causarle a los demás —él justificó —con lo cerca que está siempre de la acción... ¿Recuerdas cuando Nora fue akumatizada? Ella la puso en una telaraña enorme bajo el arco del triunfo.

Marinette resopló, vaya que lo recordaba. Técnicamente, había sido su culpa por ayudar a Nino con trampa —Sí, Alya me contó algo sobre eso.

La incomodidad del chico se desvaneció rápidamente en una sonrisa tranquila —Sí, y cuando Ladybug nos puso en una jaula del zoológico porque los animales escaparon —no puedo evitar suspirar, siendo ese el evento que desencadenó su relación —o esa vez que el Faraón la quería usar de sacrificio —apretó las manos como acto reflejo, y Marinette casi podía ver a Carapace frente a ella. Nino era realmente protector con su novia —creo que Alya es la persona en Paris con más encuentros directos con Akumas —él concluyó, riendo sin humor.

Marinette solo pudo asentir con la cabeza. Después de todo, ella podía dar fe de esa afirmación mejor que nadie más en la ciudad—Sí... ella ha sido así desde el primer día —no pudo evitar recordar. Parecía como si hubiera sucedido hace varios años y no solo uno.

Nino no pudo evitar mirarla con curiosidad sobre ese comentario — ¿Oh?

—Tú estabas en clase de deportes con los demás cuando Iván se akumatizó por primera vez ¿No? —recordó ella. Una sonrisa de nostalgia de apoderó de sus rasgos —Bueno, en cuanto nos dimos cuenta de StoneHeart, lo primero que Alya hizo fue comprobar la conexión y la batería de su teléfono, antes de salir corriendo en su dirección gritando algo como que dónde haya supervillanos seguro habría superhéroes, y que no se lo iba a perder.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora