35. Fuego azul

3K 262 173
                                    


El abrazó se sintió como una eternidad y como un instante al mismo tiempo, para ambos.

Félix podía decir que esto era diferente a los abrazos de su madre, de su padre, e incluso a los de Adrien, pero no podría comenzar a explicar cómo era diferente.

La pequeña forma de Marinette en sus brazos no se sentía como una molestia de ningún modo, ella tenía una complexión tan... suave, pero Félix sabía la clase de fuego y determinación que se escondía bajo de su apariencia delicada, era una combinación que resultaba interesante... atractiva incluso.
El dulce aroma de ella ya era algo a lo que se había acostumbrado, pero no lo hacía menos agradable. En realidad, se dio cuenta de que cada día había una sutileza diferente en ella, como si un día oliera más a azúcar, otro más a vainilla, otro a una fruta en particular, y así sucesivamente.
El cabello sedoso que se asentaba ahora contra su mejilla le hacía picar los dedos con el deseo de colocar el regalo recién ofrecido en él, y sentir con la yema de sus dedos los mechones de medianoche.
No iba a detallar el modo en que su forma femenina se presionaba contra su torso. No. Era un caballero. Adolescencia, hormonas o lo que fuera, a un lado, Félix era un caballero ante todo. Sin embargo, eso no le impedía disfrutar del tenue calor de ella contra su cuerpo. Félix no tenía la más remota idea de dónde salió el pensamiento de querer recostarse y acurrucarse con ella así, abrazados, así que lo sacudió inmediatamente, e hizo como si nunca hubiera existido en primer momento.

Félix no era consciente de cómo frotaba su mejilla muy sutilmente contra la sien de Marinette, ni de sus pulgares haciendo pequeños círculos en el centro de su espalda baja, donde había colocado sus manos al momento de abrazarla.

Cualquier persona que lo viera, sin embargo, podría comparar al chico con un gato tendido bajo un parche de luz, viendo lo cómodo que estaba con Marinette en sus brazos.

En cuanto a Marinette, no podría decir que era una experiencia completamente diferente. Era similar a los abrazos de Marc, tal vez más a los de Luka incluso, lo cual podría ser un poco desconcertante, porque Luka tenía un deseo muy fuerte de cuidarla y apoyarla, que era evidente en la forma de sostenerla.
La chica no quiso profundizar en ese pensamiento, porque no había una razón que explicara porque Félix sentía, hacia ella, lo mismo que un chico con quien había tenido sentimientos de por medio, que conocía todos sus secretos y cuan rota y agotada estaba. Simplemente no había lógica detrás de eso, así que lo dejó a un lado.
Eso no quitaba que era agradable.
No es que estuviera ansiosa por recibir afecto, Incluso si era una chica muy afectiva, que prosperaba entre la interacción social y el afecto físico, Marinette no se sentía completamente abandonada con la situación con sus... sus compañeros de clase, ella aún tenía a sus padres amorosos, tenía a Marc, Aurore y Mireille en la escuela, tenía a Luka y a Kagami, así como a Félix. Incluso si dolía, ella no dependía emocionalmente de ellos. Tal como se lo habían dicho los kwamis, aún tenía muchas personas valiosas de su lado. Félix era una de ellas y Marinette estaba feliz de que el chico le permitiera este gesto, porque comprendía lo incómodo que era para él abrirse con las personas, y eso hacía del momento aún más importante.

Ninguno está seguro de quien disolvió el abrazo primero, tal vez fue un mutuo acuerdo sin palabras de soltarse lentamente. Los dedos se deslizaron sobre la ropa en inocentes caricias mientras volvían a estar sentados uno junto al otro.

Y la sonrisa dulce que Marinette le dio cuando sus ojos se volvieron a encontrar, Félix no pudo evitar devolverla. Él le sonrió con una expresión suave y los párpados ligeramente caídos.

Un rostro que habría hecho a su madre chillar y empezar a planear una boda, si lo hubiera visto.

— ¿Puedo... ponértelo? —preguntó en voz baja, se sentía como si fuera a romper tan cómodo y agradable si solo levantaba un poco la voz.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora