47. Desacuerdo

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Cuando Alya salió de la cafetería, con dos refrescos en mano, encontró a Marinette en el primer piso, en lugar de arriba junto a las escaleras, donde la había dejado.
Las pertenencias de ambas estaban en la banca a un lado de la franco-china, pero la chica en sí estaba completamente absorta en lo que sucedía frente a ella.

Alya siguió su mirada con curiosidad, esperando encontrar a Adrien en duelo con alguno de sus compañeros.

Fue algo como eso.

La vista hizo que Alya frunciera el ceño.

¿Por qué estaba Adrien teniendo un duelo con el gemelo malvado? ¿El grosero estaba intentando unirse al equipo de esgrima?

La bloguera se encogió de hombros después de un resoplido menos que impresionado, no obstante, se animó considerablemente cuando descubrió que podía usar esta situación a su favor.
Sin importar que Marinette haya decidido darle una oportunidad al gemelo malvado, como algunos compañeros en la clase habían empezado a llamarlo, Adrien era el talón de Aquiles de la niña. Estaría a favor de Adrien en cualquier momento o situación, y esa podría ser la solución perfecta para que su amiga dejara de perder el tiempo con tan mala influencia como era el británico.

¿Por qué no lo había pensado antes? Se felicitó a sí misma, caminando hacia su mejor amiga con una sonrisa mientras se profería palmaditas en la espalda mentalmente ante su idea.

—Estoy de vuelta, chica — se anunció, 'casualmente', antes de sentarse en la banca, a un lado de sus pertenencias.

Marinette no se movió ni un centímetro al oírla, sus ojos azules y brillantes seguían los movimientos del combate con la misma astucia que al intentar encontrar la debilidad de un akumatizado —hola Alya ¿Te importa si esperamos unos minutos? Aún queda tiempo para la reunión.

Alya cedió con facilidad, asumiendo que la concentración y el tono esperanzado de Marinette eran totalmente a causa del rubio del que había estado enamorada desde su segundo día de clase. Con una sonrisa divertida, puso la lata de refresco en la mano de la oji-azul y luego bebió un sorbo de la suya, antes de volver a echar un vistazo a los dos rubios.

—Ese parece un duelo un poco agresivo ¿No crees? —sugirió, conversacionalmente.

Marinette tarareó un sonido neutral —es como un espectáculo que ver. El profesor llegó y ni siquiera los detuvo —de nuevo, sin perder de vista a los dos chicos, Marinette señaló hacia la puerta del colegio.

El profesor D'Argencourt y Kagami estaban allí, ambos observando también el duelo con interés, y entusiasmo de parte del instructor, y curiosidad por parte de la japonesa.

Claro que solo Marinette o Adrien podrían haber notado eso último. Para Alya, la extranjera solo parecía apática, como si estuviera esperando a que los niños pequeños terminaran su juego para poder entrenar ella misma.

— ¿Cómo van? —preguntó a cambio. No había visto mucho las prácticas de Adrien, ni el resto del equipo, y realmente no sabía mucho de esgrima.

—Adrien consiguió el primer punto, pero Félix obtuvo dos casi seguidos —ella explicó —Adrien acaba de empatarlos a dos. Quien obtenga el siguiente punto ganará —explicó con entusiasmo.

—Genial. Espero que Adrien le dé una lección rápida a su primo —comentó la bloguera, recostándose casualmente en la banca —le vendría bien una rebanada de humildad.

Alya, quien esperaba una lluvia de halagos hacia las habilidades de Adrien, casi cae de su silla cuando Marinette respondió —no estoy muy segura de que Adrien vaya a ganar este partido —la morena casi se ahogó con su bebida, tosiendo levemente en medio de su sorbo.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora