62. Espiral decadente

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Cuando Félix se abrió camino a su asiento, sabiendo que había dejado a un Adrien reflexivo -aunque sea un poco- atrás, Nathaniel le llamó suavemente la atención.

—Olvidé preguntar antes —explicó el pelirrojo — ¿Marinette le dijo a Luka lo que pasó?

Félix negó con la cabeza —le pregunté si quería hablarle. Ella dijo que no quería abrumarlo.

Nathaniel suspiró, medio se lo esperaba. Sin embargo, sabía cuánto Luka se preocupaba mucho por Marinette. Puede que no fueran amigos muy cercanos pero la música de Luka lo decía todo. Y si había una forma en que Nathaniel entendía las emociones, era a través del arte.

—Le enviaré un mensaje al respecto. Entiendo a Marinette, pero no debería esconder esto de quienes se preocupan por ella —era algo que Alix solía repetirle constantemente, por lo que Nathaniel tenía esa lección bastante grabada en la cabeza.

Félix simplemente asintió y se sentó en su silla antes de sacar un libro.
Nathaniel también se dirigió a su propia mesa, sacando su teléfono y buscando el contacto de Luka en el grupo que usaban para escuchar las prácticas de la banda cuando no podían ir en persona. Se aseguró de resumir lo que había pasado y asegurarle a Luka que Marinette estaba en casa y descansando en este momento.

El salón empezó a llenarse lentamente. Mientras tanto, el artista pelirrojo no pudo evitar que su mente regresara al momento en que Marc tomó la llamada de Félix en la cafetería.

Flashback

Marc y Nathaniel acababan de terminar sus respectivos almuerzos y estaban, junto a Mireille y otros estudiantes de la clase de Mendeleiev, escuchando a Aurore explicarles algo sobre las decoraciones para el baile, cuando Marc recibió la llamada de Félix.

El pelinegro se disculpó y se levantó a un lado de la mesa para tomar la llamada. A Nathaniel le llamó la atención que respondió de modo vacilante, ya que la timidez de Marc generalmente se perdía por teléfono. A menos que fuera un número desconocido.

—Y-yo, sí, estamos almorzando en la escuela y... —Nathaniel le hizo pequeñas señas en silencio, curioso sobre quién se trataba. Marc puso una mano sobre entre su boca y el teléfono, y le susurró la respuesta. La mirada de Nathaniel se dirigió inmediatamente a la mesa de sus compañeros, donde Lila y Nino estaban alrededor de una aturdida y molesta Alya, con el chico tratando de apoyarla mientras Lila hablaba Dios sabe que cosas. Tras seguir su mirada, Marc decidió que debería encontrar un mejor lugar para hablar —espera un segundo.

Nathaniel se disculpó también con el grupo cuando vio a Marc dirigirse a la salida de la cafetería, y se apresuró a alcanzarlo, pidiendo a su compañero que preguntara por Marinette en un susurro. Entraron al primer salón vacío que vieron y Marc volvió a hablar Ahora. Estamos en un salón vacío —el pelinegro no pudo evitar sonrojarse cuando Nathaniel se acercó mucho y miró con expectación —voy a poner el altavoz porque Nathaniel empezó a preguntar si estás con Marinette y si ella está bien —el escritor esperó la aceptación del otro antes de hacer lo dicho —ya está.

Un baile para El Día de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora