Capítulo 5

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—¡¿Qué demonios?! —gritó Mikey. Llevé mi mano a mi frente y acaricié esa zona pidiendo algo de paciencia—. Nunca perdonaré esto.

—¿Eh? —exclamó Draken algo molesto.

Mikey señaló su menú infantil con el ceño fruncido.

—¡¡No hay banderita!!

—Dime que trajiste una, Draken.

Mikey llamó al mesero y yo me escondí tras de mi té helado.

—¡Pedí el menú infantil porque me emocionaba tener la banderita! —exclamó, señalando indignado su comida.

—M-me disculpo, pondré una inmediatamente.

—Ya no la quiero. —se cruzó de brazos y desvió la mirada.

Ay, pero qué orgulloso.

—Mira Mikey, una banderita.

—¡¡Wow!! —habló Mikey apoyándose en la mesa mientras miraba su menú con banderita muy emocionado—. ¡Eres el mejor, Kenchin!

Miré al mesero—. Disculpe la molestia. —hice una leve inclinación.

—No se preocupe, que disfruten la comida. —aún se veía intimidado.

Bebí tranquilamente mi té mientras veía a Mikey tragarse la comida. Le regañé un par de veces diciéndole que comiera bien, pero poco parecía importarle y para molestarme, comía de un bocado todo lo que había en su plato. Mi ceja palpitaba y no aguanté más y me puse de pie golpeando fuertemente la mesa.

—¡¡Ya basta, come bien niño maleducado!! —grité, pero él ya se había dormido.

Tomé aire y me dejé caer.

—¡¡Ya me harté!! ¡Cierra la maldita boca, Mikey! —gritó Draken.

Mikey roncaba demasiado fuerte.

—¡Ya deja de caer dormido justo cuando acabas de comer!

—Mm, blablablabla. —habló entre sueños—. Ya no puedo comer más.

—Eso te pasa por comer como un animal. —le dije algo seria—. Has comido muy rápido, Mikey. Y solo para fastidiarme.

—Vamos, Maya-chan. —me dijo Draken cuando lo cargó en su espalda.

—Claro.

Tomé mi mochila y caminé tras de ellos hasta que alcancé a Draken, pues al ser tremendo hombre daba unas zancadas gigantescas.

—Llegamos.

—¿El hospital? —preguntó en un bostezo—. ¿Para qué estamos aquí?

—Una pequeña visita.

Buscamos la sala en donde la novia del amigo de Pah se encontraba. Sentí feo al verla toda llena de cables y con una máscara de oxígeno que la ayudaba a respirar. Apreté mis puños con impotencia, ya que ese era el precio de tener una pareja dentro de una pandilla. Y no digo que no esté bien, pero es peligroso.

—¿Quién es esa?

—La novia del amigo de Pah. —le respondí.

—Siete punzadas en su cabeza, dientes quebrados, desprendimiento de retina en su ojo izquierdo. Los golpes en todo su cuerpo la dejaron con las costillas rotas y ha estado inconsciente por cinco días. Así es como Moebius trata a sus víctimas. Una persona que pasaba por ahí la encontró colapsada en la calle, y reportó lo que había sucedido.

Llevé mis manos a mi boca completamente derrotada ante todo lo que le pasó a la chica. Mis ojos se habían llenado de lágrimas de impotencia.

—¡¿Qué demonios están haciendo aquí?! —miré en dirección al hombre que se acercaba a nosotros con peligro—. ¡¿Cómo se atreven a entrar aquí después de enviar a mi hija a la uci?! ¡¡Salgan, largo!!

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora