Capítulo 31

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Luego de dar mi nombre, me hicieron pasar a una habitación abierta. Me senté en la silla esperando con calma a que Kazutora apareciera. Estaba muy ansiosa la verdad, pues desde el Halloween Sangriento que no había visto al chico simplemente porque no tenía ánimos de hacerlo, pero estos días había estado reflexionando y supe que Navidad era la fecha perfecta para visitarlo.

Tenía permitido este tipo de visitas solamente porque me habían reconocido como la hija de los Takahashi. Igualmente me negué a tener una visita normal, pues quería que Kazutora comiera de los pastelitos que le traje. Dos policías entraron a la habitación y tras de él venía Hanemiya. Sonreí emocionada.

—May-chan. —lucía sorprendido.

—¡Hola! —me puse de pie y lo abracé. Él se tensó un poco, pero no tardó en abrazarme también.

—Has venido.

Tomamos asiento y les lancé una miradita a los oficiales, quienes rápidamente abandonaron la habitación.

—Sip, quería venir a verte hoy. Perdón si no vine antes.

—No, no. No te disculpes, entiendo tus razones. Yo... quería disculparme contigo. —se puso de pie haciendo una reverencia—. Lo siento mucho, p-por mi culpa también casi mueres.

—"Casi". Tú lo dijiste. Pero aquí estoy, vivita y coleando. Vamos Tora, te traje unos pasteles y sé que te gustan. —le sonreí, tomándolo de las manos para que se sentara otra vez.

Le pasé los pastelitos y vi como sus ojos comenzaron a brillar y sus mejillas se pusieron rojas. Sonreí con ternura al ver cómo comía los dulces con total lentitud, degustando el sabor y estando feliz de probar algo externo y no la comida de cárcel que no debía ser la mejor.

—Muchas gracias, May-chan.

—De nada, Tora. Estoy feliz de verte, de verdad. Me gusta la vibra que tienes ahora y estoy orgullosa de ti por querer realizar este cambio para bien.

—Y-yo —comenzó a hablar, pero su voz temblaba—, estoy tan arrepentido.

—Hey —tomé su mano con cariño y le sonreí—, lo hecho, hecho está. Sí, puede que sea una mierda el vivir con eso constantemente, pero cuando salgas de prisión, tendrás a toda una familia esperando por ti, Tora. Además, Mikey te perdonó, y eso es lo que más te preocupaba a ti, ¿Cierto?

—Sí... —limpió sus lágrimas con su mano libre.

—¿Ves? Entonces ahora enfócate en portarte bien para que la sentencia se reduzca unos dos o tres años. Yo intentaré hablar con el departamento general.

—No es necesario, May. Quiero completar los diez años.

—Uh, bien. —solté su mano y apoyé mi mentón en ambas—. En verdad estoy muy feliz, pero seré directa. Todo fue una mierda, como se llegaron a dar las cosas y etcétera. Puede que a un inicio sí te tenía algo de odio, pero odiar es una palabra muy fuerte, así que digamos que desagrado. No obstante, te conozco Tora, no eres un mal chico y sé que fuiste manipulado en un momento.

—May-chan... Y-yo, me disculparé contigo todas las veces que sean necesarias.

—Idiota, no es necesario. Tu tienes mi completo perdón, así que cuando salgas en diez años más, si no tienes hogar al que ir, no dudes en contar conmigo.

Kazutora nuevamente se puso a llorar y yo sonreí enternecida. La hora de visita terminó, así que le di un abrazo antes de tomarlo de las mejillas y darle un beso en su frente.

—Cuídate mucho. Voy a mandarte cartas todos los días para contarte mis aventuras y así sientas un poquito más de "libertad" en tus cuatro paredes.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora