Capítulo 72

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—Amaya-chan. —ante el llamado de Hinata detuve mis pasos y volteé a mirarla—. ¿Podemos conversar un poco?

Asentí de manera lenta y la seguí de cerca. Era bajita y esbelta, pero quizás era porque yo también había crecido un poco al adelgazar. Salimos a la azotea y tomamos asiento en el suelo. Apoyé mi espalda en la pared y pose mis ojos en el cielo, pensando en la cantidad de gente que estaba ahí, mirando el desastre que se había formado con todo este tema de pandillas, muertes, etcétera. Abracé mis piernas, soltando un suspiro agotador. Lo único que quería era dormir y despertar de esta maldita pesadilla, pero no podía escapar de esto, no cuando quería saber cómo iba a acabar esta historia.

—Todos estuvimos preocupados por ti. —comenzó a hablar—. El día después de la pelea, Matsuno-kun se volvió loco buscándote y ni hablar de la preocupación que dejaste en mí o en Takemichi cuando despertó y al decirle que no sabíamos nada de tu paradero. Su rostro es triste de recordar, ya que él te quiere y estima mucho. —la miré, ella tenía una suave sonrisa—. Y creo que nunca tuvimos la oportunidad de tener una conversación así, pero estoy muy agradecida contigo. A pesar de todo, nunca dejas atrás a Takemichi: él realmente fue bendecido con grandes amigos.

—Yo... realmente no sé qué decir. -dije avergonzada, ocultando mi rostro entre mis piernas. Quería llorar-. He perdido a tanta gente, Hinata... -mi voz se rompió por un momento. Me sentía tan vulnerable-. Y Takemicchi es quien siempre me da ánimos para seguir, no puedo no quererlo y seguirlo a todas partes. Él se ganó el respeto de todos nosotros. -sonreí entre el llanto-. Llegará muy lejos si se lo propone y estoy muy orgullosa de todo su progreso. Yo fui la primera en saber el tema de sus viajes en el tiempo porque confió en mí, pero yo no he podido ayudarlo a lograr nada, Hinata. ¿Sabes qué significa eso? -no esperé respuesta-. ¡Que todo seguirá siendo un maldito bucle si no se derrama sangre!

Hinata me abrazó de lado y yo me permití llorar nuevamente. Necesitaba sentir que tenía a mi hermana cerca y ella era lo más parecido a personalidad con Aria. Seguramente ella sabría qué hacer en este tipo de situación, quizás ella me habría ayudado, quizás ella habría sido capaz de detener a Manjiro. Un sollozo escapó de mis labios y Hina se apegó más a mí.

-Eso es, bota todo lo que tengas guardado. -me susurró con cariño-. Por favor Amaya-chan, no te sientes culpable por todo esto. Vamos a encontrar una solución y todos seremos felices, ¿Si? Puedo entender lo difícil que es romper con una persona, pero no comprendo la situación que está ocurriendo entre Mikey y tú. Por eso lo único que me queda es ponerme en tu lugar y sentir tu dolor. -se ubicó delante de mí y me hizo mirarla-. Siempre estaré aquí para ti, y no dudes en correr a mi casa aún sean las cinco de la mañana porque siempre te voy a recibir con una taza de té y los brazos abiertos.

Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas y agradecí en un susurro apenas audible. Hinata al final terminó por volver con Takemichi y yo me fui del hospital para continuar con mi camino. Todo se estaba sintiendo tan irreal para mí que cuando pasaba por entre las personas sentía que no estaba aquí, que ellos no me podían ver. Tenía esos trances de vez en cuando y lo único que me calmaba era darme una ducha de agua fría y ya está.

Llegué a mi destino y toqué un par de veces la puerta. Estuve unos dos minutos de pie con mi estómago apretado hasta que ésta se abrió y los ojos verdes de Chifuyu me observaron como si estuviese teniendo un maldito sueño. Su primera reacción fue abrir y cerrar la puerta como unas cinco veces, hasta que me tocó con suavidad mi cara. Sus orbes se llenaron de lágrimas y me abrazó con fuerzas, casi dejándome sin aire.

-Gracias a Dios... -sollozó-. Pensé que te perdería otra vez.

Mis brazos rodearon su torso y lloré en silencio contra su cuello. Dios, lo había extrañado tanto.

-Perdóname. -susurré-. Perdóname por dejarte solo y preocupado.

-Te perdono. -no me dejaba de abrazar, se negaba a soltarme y yo a él-. ¿Dónde estuviste todo este tiempo?

-Roppongi. -contesté-. Con los hermanos Haitani.

-¡¿Qué?! -se separó de mí y me tomó de los hombros-. Por favor dime que no te hicieron nada.

-Extrañamente cuidaron de mí. -entré a su casa-. Al parecer quedé en deuda con ellos.

Chifuyu cerró la puerta y entró a la cocina mientras yo tomaba asiento en el sofá. 

-¿Volverás con ellos?

-No lo creo, pero tampoco sé si sea buena idea seguir en Shibuya por mucho tiempo.

-¿Por qué? -me dio un vaso de jugo y se sentó a mi lado. Todavía me miraba fijamente, sin creerse que estuviese a su lado-. Este es tu hogar, siempre serás bienvenida.

Pasé las manos por mi cabello-. No lo sé...

-Todos estuvimos preocupados ese tiempo que desapareciste sin decirnos nada. Sí, algunos nos molestamos, pero lo único que queríamos saber si estabas bien. -me explicó-. Sabemos todo lo que pasa entre Mikey y tú, por eso igual pensamos algunas cosas...

-Ya veo. -tomé su mano y le sonreí-. Gracias. -mi sonrisa poco a poco fue desapareciendo-. ¿Emma, cómo está? -mi voz sonó bajita.

-No sabemos mucho de ella. Hina es con quien más se comunica, pero quedó devastada desde que Draken murió. Se lo constaste tú, ¿Cierto?

-Sí... siento que fue mi deber.

-También pienso lo mismo. -habló-. Digo, estuve un poco molesto con Takemicchi, pero luego recordé que yo también sé de sus viajes en el tiempo y no pude hacer nada para ayudarlo. 

-La muerte de Draken fue algo que se nos escapó de las manos. -apoyé mis codos en mis rodillas, pensando-. Sinceramente tengo miedo, Chifuyu. En este punto ya no sé qué pensar.

-Tenemos que derribar a la Kanto Manji. 

Parpadeé levemente y solté una risita nasal-. Ustedes no se detienen.

-Quiero pegarle a Mikey.

-¿Y eso por qué? -alcé una ceja en su dirección.

-Por muchos motivos, pero el principal aquí es que intentó matarte. -dijo y eso hice una mueca al recordar todo aquella en la pelea-. Y eso no se lo voy a perdonar jamás.

Lo quedé mirando fijamente y sonreí, sintiendo mis mejillas algo calientes. Bebí un poco más de jugo y llamé a Peke J, quien había llegado a nosotros. El gatito me reconoció y maulló, acercándose a mí para buscar algo más de cariño.

-¿Has ido a ver a tus padres?

-No, pero lo tengo en mente. -respondí, tomando al gato en mis brazos y juntando mi nariz con la suya-. Hay muchas cosas que quiero saber.

El gatito pareció sonreírme y yo no pude evitar acordarme de Keisuke.

-Amaya.

-¿Uh? -miré a Chifuyu, quien tenía una mirada suave en sus ojos y una pequeña sonrisa de lado.

-Gracias por volver.

Y sonreí del corazón, como lo había dejado de hacer hace mucho tiempo.

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Amaya y Chifuyu canon.


Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora