Capítulo 46

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Narrador omnisciente.

La ida al hospital parecía eterna. Para Sano, caminar resultaba más pesado de lo normal. Sus piernas temblaban y su pecho se apretaba de solo pensar lo que podría ocurrir con Amaya. Sus ojos ardían de las lágrimas que amenazaban por salir, pero estaba siendo fuerte para no preocupar a su amigo y a su hermana que lloraban de lo que acababa de suceder.

Sano nunca pensó que iba a cargar con el amor de su vida de esta forma. Él se imaginaba cargándola al estilo nupcial con un lindo vestido de novias yendo directo a la cama a celebrar su reciente compromiso. Nunca se imaginó que la iba a cargar apunto de morir y hacia un hospital. Manjiro tragó saliva, ya que la chica no despertaba hace unos minutos.

—No te preocupes, Maya. Pronto llegaremos al hospital. —la voz de Manjiro sonaba ahogada.

Emma sollozaba de manera silenciosa. Takemicchi rogaba que resistiera, pues nunca pensó que esta situación se iba a tornar así y ahora existía la posibilidad de que en un próximo futuro, Amaya ya no existiera.

—¿Mikey? —la voz de Maya se hizo presente. Sonaba cansada y lenta. El dolor en la cabeza se había expandido por todo su cuerpo, y aunque no sentía sus piernas sí podía moverlas, pero no tenía fuerzas para mantenerse en pie en estos momentos.

—¡¿Maya-chan?! —exclamó Takemicchi. Emma había alzado su mirada, sintiendo algo de esperanzas.

—¿Si, preciosa? —Mikey respondió al llamado de su amada.

—Mi cuerpo se siente entumecido.

Emma miró a Takemicchi horrorizada.

—Fue por una moto, ¿Recuerdas?

—Alguien... iba a golpear a Emma. No iba a permitirlo. —su voz era un suave susurro—. Ella aún es una niña, tiene mucha vida por recorrer.

—Maya-chan... —Emma lloró.

Mikey sintió su pecho oprimirse. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

—Mikey.

—¿Si? —sonrió un poco, pero por dentro estaba muriéndose.

—La última vez que me cargaste así fue cuando tú me empujaste en el barro y luego te sentiste tan mal que te ofreciste a llevarme a casa. ¿Recuerdas?

—Lo recuerdo. —sonrió—. Esa fue la última vez que te tomé de esa forma. Ha pasado un tiempo.

—Manjiro —sollozó—, gracias por todo. M-mi mente es un real lío en estos momentos, tengo tantas confusiones y tantos miedos que joder, es inexplicable. —sus ojos se cerraban de vez en cuando—. Lo siento Mikey, siento no haberte aceptado otra vez. Yo...

—Tranquila, si hay alguien que debe disculparse soy yo. Así que perdóname, Maya, perdón por haber sido tan egoísta contigo cuando tú siempre has tratado de empatizar conmigo.

Takemicchi limpió sus lágrimas. Emma seguía llorando, intentando controlar su respiración. Maya sonrió, unas lágrimas cayeron.

—Te amo. —dijo en un susurro.

—Yo también, como no tienes idea.

Amaya sonrió—. Gracias, me alegra escuchar eso.

Pasaron unos minutos en donde seguían caminando. El camino les parecía eterno. Amaya abrió sus ojos, su mirada era borrosa, sentía sus labios secos y todo su cuerpo pesado.

—Takemicchi. —habló.

—¿Si, Maya-chan?

—Cuida de Mikey, por favor. —otra tanda de lágrimas cayó por las mejillas de la fémina. Sus brazos se soltaron. Yo no podré hacerlo.

—¿Maya-chan? —Emma habló, su voz era apenas audible.

Los ojos de Mikey se abrieron un poco más. Su estómago se apretó. La respiración comenzó a fallarle y sus piernas comenzaron a temblar, pero no dejó de caminar. Debía llegar al hospital antes de que fuera demasiado tarde. El cuerpo de Maya sobre el suyo se sintió más pesado.

—Maya... ¡¿Amaya?! Oye... no te duermas todavía, ¿Si? —habló de forma acelerada. Estaba tan desesperado—. ¿Sabes? No te lo dije nunca, pero quería pedirte ser tu novio luego de salir victoriosos en la pelea contra Tenjiku, de una forma más formal, ¡Incluso estuve preparando algunas cosas! Pensaba pasar toda mi vida contigo, porque te amo más que nada. T-tenía la ilusión de algún día visitar al hijo de Emma y Kenchin, y contarles que nosotros íbamos a tener un pequeño Mikey o una pequeña Maya, aunque nunca se me pasó por la cabeza la idea de tener un bebé. ¿Sabes cuánto tiempo llevo soñando eso? ¡Muchos años! Desde que supe que estaba enamorado de ti de una forma loca.

Takemicchi comenzó a llorar nuevamente. Sintiéndose horrible por no haberse dado cuenta de que esto ocurría de esta forma. De que Mikey había caído en la oscuridad por la muerte de su chica. El rubio solamente esperaba a que ocurriera un milagro, pues el cuerpo de Amaya seguía manteniendo algo de calor.

—Hey Maya. No me dejes, ¿Si? Prometiste estar conmigo siempre, aunque fuera siendo amigos o simplemente conocidos, pero no de forma espiritual. Esto de verdad no lo soportaría. —Mikey estaba temblando de pies a cabeza. Sosteniendo con un poco más de fuerza las piernas de Ama—. Aún hay cosas que tenemos que hacer, que quiero enseñarte. Así que, por favor...

Llegaron al hospital. Los doctores enseguida se llevaron a Maya a urgencias, pues ella seguía respirando y el golpe lo había recibido en la frente, no en la cervical. Sin embargo, la pérdida de sangre y lo fuerte del golpe, iban a ser consecuencias gravísimas.

Solamente esperaban que todo saliera bien. Mientras tanto, Izana estaba en un estado en shock cuando vio que la chica que cayó al suelo fue su reina y no su hermana. Sentía una rabia profunda hacia Kisaki, pero a pesar de ser el líder de Tenjiku, no podía hacer más que dejarlo así, después de todo Kisaki le favorecía, pero no perdonaba que Maya fuese golpeada y ahora su vida esté en un posible riesgo.

—¡Takemicchi! —gritó Chifuyu, quien al enterarse de lo que le pasó a Maya, no tardó en correr al hospital—. ¿C-cómo está ella?

—Está en observación. —habló el rubio de manera pausada—. No sé qué ha ocurrido, pero todo es una mierda, Chifuyu. Si ella muere ahora... ¡Joder! —bajó la mirada, sus lágrimas caían al suelo.

Chifuyu apretó sus puños y simplemente tomó asiento al lado de su amigo. No podía perder a alguien más, se negaba a perder a Maya, la chica que era como una hermana mayor para él. Su otra figura de respeto y admiración. Perder a Maya sería perder la otra parte que no perdió con Baji, y eso simplemente lo dejaría devastado.

Y Mikey, él estaba sentado en un rincón, con la mirada perdida y lágrimas acumuladas en sus ojos. Su pecho se sentía oprimido y gracias a eso no podía respirar bien, o le daba la sensación de no poder hacerlo. ¿Por qué no estuvo pendiente? Si se hubiera apresurado un segundo más, quizás así nada de esto hubiese ocurrido. Quizás Maya no estaría teniendo una convulsión, quizás las cosas hubiesen sido diferentes.

Emma se sentó al lado de Sano, ya había dejado de llorar para demostrarle a su hermano que Maya iba a estar bien, que iba a salir adelante. Tomó la mano de su hermano y le dio un ligero apretón antes de sonreír con calma.

—Todo estará bien, estoy segura de ello.

Y a Manjiro no le quedó de otra que esperar y confiar en que será así.

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Ahora solo queda esperar.

Voy a sacar una mini historia de Kenchin, para que estén al pendiente nenis<3

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora