Always with U || Sano Manjiro

Capítulo 9

Las chicas a mi lado conversaban y yo de vez en cuando también me metía en la conversación, hasta que se volvió a tocar el tema de Mikey. Suspiré cansada, llevando mis manos a mi rostro.

—Emma, ya te dije que por Mikey no siento nada más que una amistad.

—Por ahí se empieza. —golpeó mi hombro con el suyo—. Mikey es tonto, él no se dará cuenta de nada hasta que tú se lo digas.

—Y volvemos a lo mismo, ¿por qué estamos asumiendo de que sí siento cosas por Mikey?

—Es porque sientes cosas por él. Desde niños.

—¿Quién siente cosas por quién?

Me quedé en piedra cuando sentí la voz de Mikey tras de nosotras. ¿Habrá escuchado lo que Emma dijo anteriormente? Miré mal a mi amiga quien reía levemente y yo simplemente suspiré.

—Maya-chan, ella siente cosas por t...

—¡Por un chico de mi colegio, sí! —interrumpí.

—¿Ah si? —Mikey se paró enfrente de nosotras—. Mírame y dime que es verdad.

Mierda, no podía mirarlo en este momento, pero si no siento cosas por él, supongo que podía decírselo de frente. Así que lo miré, él me miraba con una sonrisa burlona.

—Me gus... —mi celular comenzó a sonar y sonreí agradecida.

Me puse de pie contestando enseguida.

—¿Quién es mi salvación de esta bochornosa situación?

—Mitsuya.

—¡Gracias! —miré tras de mí, Mikey seguía hablando con Emma y Hinata, solo esperaba que no dijera ninguna estupidez.

—¿De nada? —suspiró—. Tengo tu vestido listo, Maya-chan, disculpa si me demoré.

—Tranquilo, el tiempo está perfecto. Voy por él en unos minutos. Muchas gracias.

—De nada y nos vemos.

Corté y guardé el celular en el bolsillo de mis pantalones. Me acerqué a los chicos.

—Me iré, tengo que ir a buscar el vestido a la casa de Mitsuya.

—¡Tienes que mostrarme cómo te ves con ese vestido!

—Claro.

—Oye, Maya-chan —miré a Mikey—, ¿me dirás quién te gusta?

—¿Otra vez con eso? —me quejé y comencé a caminar.

—¡Es necesario saberlo! Primero tiene que pasar por nosotros. —la voz de Mikey estaba a mi lado.

—Ya, Draken me dijo algo similar.

—¿Acaso te gusta Kenchin? —se veía asustado—. Emma te va a matar.

—No, Kenchin es como mi hermano, lo sabes. —respondí—. No me gusta nadie.

—Pero...

—¡Nadie, Mikey! —grité y él hizo un puchero—. Seré la tía soltera y millonaria de la familia, adiós.

—¡Que te vaya bien mañana en la reunión!

Moví mi mano y caminé hacia la casa de Mitsuya, amaba irme caminando a todos lados, pues no me aburría, ya que muchas veces me quedaba mirando a mi alrededor o prestando atención a detalles que las personas no ven. Además, también me gustaba andar en moto, aquella moto que Draken y Mikey me regalaron para mi cumpleaños. Según me contaba Emma, esa moto la encontraron en un sitio donde llegan a parar autos que no sirven, pero según Mikey esa moto tenía arreglo. Mi amiga dijo que estuvo dos meses enteros arreglando la moto para que quedara como nueva y claro, Draken también ayudó.

Era un regalo que apreciaba mucho y del cual mis padres no sabían, ya que siempre la mantenía en las casas de mis amigos. Ahora se encontraba en el sitio en donde se realizará la reunión de mis padres el día de mañana por cualquier cosa. Llegué a la casa de mi amigo y toqué un par de veces hasta que se abrió dejando ver a Luna y Mana.

—¡Maya-chan!

—¡Hola, pequeñas!

—¡¿Viniste a llevarnos al parque?!

—En realidad ella vino a buscar ese lindo vestido que hice para ella. —dijo Mitsuya apareciendo tras de las niñas.

—¡¿En serio?! ¡Entonces ella se verá como una princesa!

—Qué lindas...

Mitsuya me pasó una bolsa en donde venía el vestido.

—Ahí está.

—Te mereces la vida entera, Mitsuya, de verdad. En estos días traeré lo que necesitas, ¿si?

—Tran...

—¡Lo haré en estos días! —sonreí con inocencia—. Bueno chicas, nos estamos viendo, ¿si? Ustedes tienen a un buen hermano.

—¡¿Cierto?!

Les guiñé un ojo y me despedí de Mitsuya para luego seguir mi camino hacia casa, que quedaba a una media hora caminando. Pasé a comprar unas joyas y también tuve que pasar a la tienda de zapatos que mamá dijo que tenía que ir.

—Hola, Takahashi Amaya. —di mi nombre.

—Claro, Amaya-sama.

—Puede decirme solo Amaya.

—Sería irrespetuoso de mi parte. Tome —dejó una caja sobre el recibidor—, ahí están los zapatos, espero sean de su agrado.

—Muchas gracias. —hice una leve inclinación.

Luego de caminar unos minutos más llegué a casa y entré para rápidamente dejar listo para mañana. Saqué el vestido de su bolsa (no sin antes lavar bien mis manos) y sentí mis mejillas calientes de lo precioso que era. La tela era tan hermosa y el corte que Mitsuya le había dado a la parte de abajo era divino. No era tan largo, pero me llegaría a los tobillos y tenía un tajo que dejaba una de mis piernas a la vista cada vez que daba un paso.

—¡Me enamoré de un vestido!

Me di un baño de rosas y sal para después dormir, ya que debía estar bien descansada para mañana. Solamente esperaba que esta vez no me diera insomnio.