Capítulo 36

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Me senté en la cama, parpadeando un poco para volver a tener la vista clara. Rasqué mis ojos y miré al chico que estaba a mi lado durmiendo plácidamente. Llevé mi mano izquierda a mi cabeza sintiendo el frío de un metal y cuando miré mi mano, noté una argolla con un pequeño diamante encima. Vaya. Bajé de la cama para acercarme a la ventana y abrir las cortinas dejándome ver la ciudad de Kanto.

—Uh, despertaste antes que yo.

Miré a Izana con una sonrisa burlona—. ¿No debí hacerlo?

—Bueno~, hoy día es nuestro aniversario y quería hacerte el desayuno. —dijo algo avergonzado, yo sonreí con ternura—. Por eso.

—Entonces la solución es... ¡Volver a acostarme! —y literalmente salté a la cama ganándome una carcajada por parte de Izana.

—¡Eso no se vale! —gritó y se lanzó encima de mí para comenzar a hacerme cosquillas.

Me retorcí bajo él muriéndome de la risa hasta que cesó sus movimientos sobre mis costillas y me quedó mirando fijamente. Yo llevé mi mano derecha a su mejilla y luego acaricié sus ondulados cabellos para sonreírle con ternura. Me dio un rápido beso en los labios y luego bajó de la cama para tenderme su mano y yo la acepté sin dudarlo.

—Gracias. —dijo cuando me atrajo a un abrazo de oso.

—¿Por qué? —acaricié su espalda de arriba hacia abajo, dándole tranquilidad. Mis ojos se cerraron ante la calidez que me brindaba su cuerpo.

—Por quererme y no dejarme solo. Por cumplir tu promesa de cuando éramos unos niños. Por ser mi reina.

Sonreí y besé el hueco de su cuello antes de separarme de él.

—Te lo dije ese día cuando Tenjiku ganó. —sonreí—. Te amo.

—Y yo a ti. —besó mi mejilla y se fue al baño.

Yo aproveché ese momento para hacer la cama y dejar ordenada esta habitación. Me vestí, ya que anoche me había bañado, y me senté para chequear mis mensajes en el celular que usaba para trabajar. Había unos cuántos mensajes de las personas que trabajaban conmigo, hasta del idiota de Kisaki tenía un mensaje, pero obviamente que a él lo ignoré.

—¿Cuándo es que sale mi vuelo a Filipinas? —alcé mi voz para que Izana me escuchara.

—A las diez. —respondió saliendo del baño—. ¿Me ayudarías con los aretes?

—Claro, ven aquí.

Se sentó a mi lado y coloqué sus aretes y el tornillo para que no se salieran por nada del mundo.

—¿Seguro que tú no irás?

—Ajá. Yo no tengo tanta influencia como tú en la policía. —habló cerrando sus ojos—. Gracias a ti es que hemos logrado evadir varios crímenes y chantajear a los oficiales. Ahora solo tienes que ir allá, limpiar nuestros nombres, especialmente el tuyo, y listo, regresas aquí para darme amor y no sentirme solito, ¿Si?

Sonreí con ternura—. Seguro.

—Si se te hace tarde puedes volver mañana temprano. —se puso de pie y sonrió—. Mientras sigas a mi lado, todo bien. ¡Iré a hacer el desayuno!

Izana salió de la habitación dejándome sola. No entendía en qué momento todo había terminado así, yo casada con Izana, lejos de Mikey y de todos mis amigos. Aunque ellos no estaban en este mundo. Gracias a la gran influencia que tenía en la policía, siendo dueña de todos los departamentos en Japón, podía manipular los asuntos de Tōman a mi merced. Sin embargo, me sorprendí bastante cuando me enteré que Sano Manjiro había matado a todos y cada uno de los miembros fundadores de Tōman. Incluso los que no eran.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora