Capítulo 44

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Tenía la mirada fija en el cielo estrellado mientras mis brazos estaban apoyados en el barandal que me separaba de un pequeño arroyo. Escuché el sonido de una moto a un lado y miré como Sanzu bajaba y se acercaba a mí con sus ojos cerrados, señal de que me estaba sonriendo.

Aún recuerdo cuando Mikey me pidió que se quedara en mi división, pero fue todo un caos. Nuestras personalidades en el campo de batalla eran literalmente iguales y aunque logré ganarme su respeto por haberlo dejado con unos cuántos golpes, nunca pude controlarlo o lograr bajar sus revoluciones.

—¿Has estado bien? —le pregunté.

Él asintió. No era mucho de hablar, pero me agradaba. Su compañía muchas veces era bastante tranquilizadora.

—¿Y tú?

—Ajá. —le sonreí.

—Me enteré que Mikey y tú terminaron. ¿No piensas traicionarlo, cierto? —me miró fijamente con expresión inocente, sus ojos daban mucho para hablar.

—¿Uh? Claro que no, Sanzu. Las parejas siempre tienen discusiones, pero aunque él y yo terminemos, eso no significaría que lo vaya a traicionar.

—¿Puedo confiar en tu palabra?

—¡Claro! Incluso haremos la promesa del meñique.

—¿Promesa del meñique? —me miró curioso y yo asentí. Tomé su mano con delicadeza—. Alza tu meñique, Sanzu.

—¿Así?

—Ajá. Ahora vamos a unirlo con el mío de esta forma —los entrelacé bajo la emocionada mirada de Sanzu. Yo sonreí—, y listo. Esta es la promesa del meñique o como sería en inglés pinky promise.

—¿Y qué pasa si la promesa se rompe? —me preguntó mientras yo soltaba su mano. Parecía emocionado por aprender algo nuevo.

—No lo sé, pero es una promesa tan fuerte que por nada del mundo se tiene que romper. —le dije con una pequeña sonrisa.

—Entiendo. —sonrió, o eso fue lo que hizo, ya que sus ojos se cerraron.

Al final Sanzu se fue de mi lado y yo caminé a paso tranquilo a la casa de Takemicchi, pues hoy hubo reunión y yo no quise estar presente. Además, no me convenía involucrarme con Tenjiku. Tomé una piedra pequeña y la lancé contra la ventana del balcón de Takemicchi. No pasaron ni dos minutos cuando asustado, me miró. Ahora parecía aliviado de verme.

—¿Puedo entrar?

Takemicchi me enseñó su pulgar y no tardó en abrirme la puerta de entrada. Me hizo una señal de silencio y yo asentí hasta que llegamos a su habitación. Tomé asiento en la alfombra y el rubio se sentó frente a mí, poniendo un rompecabezas. Al parecer tampoco podía dormir.

—¿Qué ocurrió en la reunión de hoy? —pregunté mientras comenzaba a unir las piezas.

—Atacaron a Mitsuya y Smiley.

—¿Qué...?

—Mañana, el 22 de Febrero vamos a pelear contra Tenjiku. Esta vez nadie te quiere en la batalla, Maya-chan.

—Ya veo. Tampoco tengo ánimos de estar ahí. Todavía sigo pensando de dónde conozco a Izana, ¿Sabes? Su nombre me suena bastante y ahora que sé que Aria y Shinichiro-kun también estuvieron relacionados con él, más me frustro.

—Maya.

—Dime. —lo miré fijamente.

—En el futuro próximo, hay algo que no te conté.

Me quedé en silencio un momento.

—Lo sabía.

—¿Eh? —lucía algo desesperado.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora