Capítulo 70

643 77 24
                                    

Hice una mueca cuando el suero hizo contacto con una de mis heridas abiertas en el labio. El chico tiró aire a mi rostro y eso me provocó más molestia, así que quité la cara y él se disculpó.

—Tienes que ir a ver el golpe de tu abdomen. —me indicó—. Ese moretón no se ve para nada bonito y por lo que veo hasta te cuesta respirar.

—Iré —afirmé—, pero no ahora. Tengo otras cosas de las cuales ocuparme.

—Error. —dijo divertido el mayor de los Haitani—. Primero tienes que ver por ti, ya luego te ocupas de los otros asuntos.

—Ran tiene razón. —dijo Rindou sentándose a mi lado para poder aplicar una pomada en mi abdomen.

No sabía cómo demonios había terminado con los hermanos Haitani en uno de sus escondites en Roppongi. Lo único que sabía es que no quería regresar a Shibuya por un buen tiempo, pues en parte sabía que era mi culpa. No había ido al funeral de Ken porque no iba a ser bienvenida y tampoco sabía del estado de Takemicchi. Chifuyu había intentado contactar conmigo así como los primeros fundadores de Black Dragons, pero no quise responder a ningún llamado o mensaje porque sabía que iban a ser preguntas relacionadas con lo ocurrido o incluso culpas que yo ya sabía y no tenía porqué escucharlas de nuevo.

—Bien, mejor vamos al doctor.

No me quedó de otra que ir tras ellos. Ran se había ofrecido a pagarme la consulta y yo se lo agradecí bastante, pues había dejado todas mis tarjetas de crédito y efectivo en mi departamento. Sí, prácticamente me vine sin nada para acá, pero era gracias a los hermanos Haitani que había logrado sobrevivir estos pocos días.

—Bien señorita Takahashi, físicamente se ve estable. Sin embargo, puede tener unas dos costillas rotas y gracias a eso se debe lo oscuro del moretón. —me indicó el doctor—. Tiene que hacer reposo por unas semanas y cuando ya el hematoma baje, asistir nuevamente y ver que no haya nada fuera de lo normal. De todas formas lo vamos a confirmar en la radiografía, así que espere unos minutos por los resultados.

—Muchas gracias, doctor.

Hice una reverencia y salí de la consulta para acercarme a los hermanos Haitani.

—¿Todo bien?

—Me dijeron que podía tener una fractura. —me senté en medio de ambos—. Tenemos que esperar la radiografía.

—Esperemos entonces.

Mientras pasaba el tiempo, Rindou me mostró un jueguito que tenía en su celular y con eso nos entretuvimos todos los minutos de espera. Ran se había ofrecido a ir por mis resultados cuando llamaron por mi nombre. Cuando llegó a nuestro lado, sacó la hoja del sobre y lo analizó.

—Lo sabía. —sonrió—. No puedes ir en contra de los Haitani. O sea por favor, somos expertos en esto de los huesos.

Una señora que estaba al lado lo miró mal.

—Bien señorita Amaya, vamos a casa a reposar.

Salimos de la clínica y caminamos con total tranquilidad hacia el departamento que literalmente le pertenecía a ellos. Sabía el gran poder que ellos poseían en Roppongi, pero no pensaba que era tan extremo.

—¿Quieres un helado?

—Hermano, deja de tratarla como una niña. —dijo Rindou a mi lado.

—Déjame, siempre quise tener una hermana menor. —sonrió—. Y como ahora estamos al cuidado de Amaya, qué mejor que consentirla.

—Perturbador. —dijo—. Más que un hermano pareces un pedófilo en búsqueda de su próxima presa.

Eso me hizo sonreír con suavidad.

Tener un día tranquilo después de todo lo que había ocurrido antier me dejaba un poco más tranquila, pero obviamente que no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido, ni mucho menos en dejar sola a Emma y no poder cumplir con lo que Ken me pidió antes de fallecer. Ya no esperaba nada, no sabía qué iba a pasar el otro día así que solo me preocupé de vivir lo que estaba sucediendo en el presente. Sin embargo, no podía dejar de pensar en Manjiro y en dónde demonios estaba luego de haber matado a alguien.

—Yuju~, nena. Llegamos.

—No me digas "nena". —fruncí el ceño—. ¿Así llamarías a tu hermana?

Rindou soltó una sonora carcajada y escuché un regaño por parte de Ran.

—Disculpa, solo Amaya.

—Ajá. —ni me di el tiempo de ver el departamento, pero sabía que era lujoso.

—Ven, puedes dormir en mi cama.

Rindou me arrastró a su dormitorio y me acosté en su cama sin pensarlo. Estaba tan agotada que lo único que quería era dormir.

—Cualquier cosa nos llamas.

—Gracias, en serio. Pero, ¿Por qué me dejan estar con ustedes? La primera vez que hablé con ustedes fue en el incidente de Tenjiku y ya de ahí hasta hace unos pocos días.

—Fácil, nos interesas. —dijo Ran sin dudar—. Obviamente no en ese sentido que puede malinterpretarse.

—Ah...

—Pero también es porque ahora queremos protegerte. Vimos toda la mierda que se produjo en la pelea de ayer y nosotros nunca estuvimos de acuerdo en que Terano fuera tras de ti. —me explicó—. Así que si tus amigos te dan la espalda... aquí estamos nosotros por cualquier cosa. No lo dudes.

—En pocas palabras Amaya, Ran quedó encantado contigo desde que le dejaste esa sudadera que quería comprarse. —dijo Rindou acomodando sus lentes—. ¿Puedes creer que hasta duerme con ella algunas veces?

—Bien —alargó la "e" y tomó a su hermano del cuello para salir de la habitación—, has hablado lo suficiente, hermanito~. Haremos la cena, te despertaremos en un rato más. Mientras descansa lo más que puedas.

—Claro, muchas gracias.

Ellos salieron de la habitación y yo suspiré. Realmente no creía que ellos eran malas personas, pues aunque pocos lo creyeran, eran realmente muy educados y respetuosos. Apagué mi celular y me acomodé entre las sábanas que olían a un suave perfume y cerré mis ojos.

Pero no pude dormir.

Tenía tantas cosas en mi cabeza que me llegaba a causar ansiedad el sobrepensarlas. Me senté en la cama, encendiendo mi celular y viendo los mensajes que tenía por leer. Eran muchos, pero de parte de las mismas personas de antes.

A excepción de un número.

══ ✧ ❀ ✧ ══

Muchas gracias por los 1k♡

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora