Capítulo 52

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Golpeé la mesa con una tarjeta de crédito, literal.

—¡Señor barman, deme todo el alcohol posible! —grité.

—¡Ya, Amaya, deja de acaparar toda la atención! —gritó Hayashida—. ¡Hoy es mi día!

Reí con fuerzas y me dejé caer en la silla. Mis mejillas se sentían calientes, pero cuando iba a darle un sorbo a mi vaso lleno de cerveza, Kazutora me lo quitó, lo miré mal, cruzándome de brazos como una pequeña niña. Emma rió.

—Ya es suficiente, he sacado la cuenta y has bebido cinco botellas, más dos vasitos llenos de whisky y hasta tequila pediste. —dijo.

Hice un puchero y me apoyé en su hombro mirándolo con ojos inocentes.

—Bien, pero eso no quita que después me beberé otra botella de cerveza. Tengo muchas ganas de tomar hoy. —sonreí.

—Nunca pensamos que serías una bebedora. —dijo Draken riéndose.

—¡¿Ah?! Pues sí, cuando ingresé a la universidad de artes todo fue un mundo muy nuevo. —dije sonriente y me acomodé de mejor manera en mi silla—. Nunca me llamó la atención el alcohol, pero acompañé a varios de mis amigos para que no se sintieran solos en la soledad. ¡Sé que se siente un despecho amoroso!

—Y ahí viene de nuevo.

Me puse a llorar—. ¡Waaaa! ¡Draken qué hice mal!

Me dejé caer en la mesa, mi flequillo ocultó mis ojos, pero entre mis mechones de cabello pude ver a Hina con Takemicchi, me senté bien y alcé mis brazos sonriente. Podía sentir mis mejillas calientes y un leve mareo. Kazutora a mi lado suspiró, quizás aburrido de tener que hacer de niñero.

—¡Por fin llegas, Takemicchi! —le grité—. Te demoraste siglos en el baño, Dios...

—¡Maya! —gritó feliz, sus ojos estaban llorosos. ¿Es este el futuro que deseabas, Takemicchi?

Saqué mi celular del pequeño bolso que traía conmigo. Tenía varios mensajes de distintas editoriales que se han intentado comunicar conmigo para ilustrar los libros infantiles de escritores muy reconocidos aquí en Japón. Había logrado cumplir mis sueños, ya había ido a Filipinas, pero solamente de vacaciones y para ir a visitar la tumba de mi abuela. De mis padres poco sé, pues ellos siguen estando en prisión y en todos estos doce años no me he atrevido a ir a visitarlos. Estaba tan tranquila en esta nueva vida. Sin embargo, sabía que pronto tendría que ir verlos, para cerrar etapas. El sonido de un micrófono llamó mi atención, así que dejé el celular sobre la mesa y presté atención.

—Uh... gracias por venir. —dijo la esposa de Pah-chin, estaba nerviosa, pero me causaba mucha ternura. Se veía preciosa. Le pasó el micrófono a su esposo.

—El cielo no está nublado y está uh... soleado.

—¡¿Estás dándonos el pronóstico del tiempo?! —le gritó Kazutora, solté una gran carcajada.

—¡Cállate, a Pah-chin se le secó el cerebro!

—Peh-yan siempre eres muy ruidoso. —dijo Mitsuya.

—¡¡Cállate, Mitsuya!!

Aprovechando ese momento de distracción de los chicos, tomé el vaso y le di un sorbo a mi cerveza, Kazutora me pilló y miró feo.

—¿Qué me miras así? —le saqué la lengua.

—Qué infantil...

Hice un puchero y apoyé mi mejilla en mi mano.

—Vamos chicos, Pah-chin todavía no termina de hablar. —dijo Draken.

—Todos son muy malos con él, ¿Cierto, Takemicchi?

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora