Capítulo 74

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Seguía en la tienda de motos, pensando en todo lo que me había dicho Inui. Él había salido hace unos minutos a comprar algo para comer, así que me quedé a cargo de la tienda por unos momentos. No tuve la valentía de ponerme de pie y recorrerla, por lo que me quedé sentada en el piso esperando a que la comida llegara, ya que estaba teniendo algo de hambre. Los hermanos Haitani me habían llamado, y les contesté que no volvería más a Roppongi hasta nuevo aviso. Les agradecí por todos y me dejaron en claro que yo no les debía nada.

A Seishu tuve que contarle todo lo que transcurrió en la pelea y en la semana que estuve fuera de mi ciudad. Lucía enojado, incluso me dijo "siento que tenga que decirte esto, Amaya, pero es inútil que sigas pensando en alguien que ha sido consumido por esos impulsos y que además te haya querido matar. El que te ama se detendría a pesar de ser consumido por esa mierda. A Mikey no le importaría hacerte daño y como está ahora, tampoco le importaría en lo más mínimo matarte". Y mierda, sabía que tenía razón, pero hasta no aclarar bien lo que sentía, no podía llegar y cortar todo de una. Este problema tenía que ser cortado de raíz, pero lograr eso iba a ser casi imposible.

-Llegué.

Me puse de pie y lo ayudé con algunas bolsas. Había pedido fideos con verduras salteadas y se me caía la baba por comerlas, ya que era mi plato favorito en todo el jodido mundo. Sonreí sin pensarlo y miré a Inui, quien tenía un sonrojo en sus mejillas cuando sus ojos se posaron sobre mi persona.

-Un día mencionaste que eran tus favoritos.

Mi pecho se apretó por un momento, sabiendo que eso lo dije hace dos años y él se acordaba perfectamente.

-Gracias. -tomé su mano y le di un leve apretón. Estos eran gestos que apreciaba muchísimo.

Comimos en silencio, hasta que me puse a pensar que no sabía casi nada de Seishu así como él tampoco de mí. Dejé mis palillos de lado cuando acabé y miré a mi amigo.

-¿Qué te gustaba hacer de niño?

-Nada.

-Oh vamos, debe existir algo que te motivaba.

-Te diré lo que no me gustaba mejor: leer.

-¿En serio? -él asintió-. Eres un aburrido.

-¡Oye! -solté una pequeña risa-. A mi hermana le gustaba leer.

-¿"Le gustaba"? -fui cautelosa.

-Sí, ella ya no está en este mundo.

-Oh... -mis cejas se juntaron un poco con tristeza-. Lo siento mucho, sé lo duro que es perder a un hermano, ya sabes. -él asintió.

-Lo siento mucho, creo que nada se compara con lo que hicieron con Aria.

-Sí... -suspiré-. ¿Te gustaría contarme o...?

-Me gustaría. -accedió-. Éramos niños cuando pasó todo esto. Mi casa se había comenzado a incendiar mientras dormíamos. El fuego nos alcanzó, pero como puedes ver yo solo me quemé una parte de mi rostro, en cambio mi hermana Akane no pudo y cuando los bomberos llegaron para auxiliarnos, ella estaba con graves quemaduras en todo su cuerpo. -me comentó sin dejar de mirarme-. Mi hermana y yo nos parecíamos bastante. -bajó la mirada soltando una risita nasal-. Es por eso que él me rescató, porque pensó que yo era Akane. Gracias a él estoy vivo pero, ¿A qué costo? Se volvió un adicto al dinero, intentó salvarla para pagar su tratamiento que costaba millones de yenes, pero ella no sobrevivió y todo lo que hizo fue en vano, ¿Entonces por qué yo estoy vivo y Akane no? -sus puños se apretaron y yo sentí mi estómago apretarse.

-Inui... -rodeé el mostrador para abrazarlo por los hombros. No sabía qué decirle más que darle mi apoyo y transmitirle todo mediante esta muestra de cariño. Él suspiró relajado y no tardó en abrazarme, como si también necesitara estas muestras de afecto para no sentirse solo.

-Gracias... por no decir nada. -susurró-. Necesitaba desahogarme un poco.

-Gracias por confiar en mí. -me separé unos centímetros para mirarlo a los ojos. Su frente estaba apoyada sobre la mía-. De verdad gracias...

Mis ojos se cerraron y sentí el suave roce de sus labios sobre los míos. Solo fueron segundos, pero fue suficiente para que mi corazón bombardeara sangre con rapidez. Me separé de él, apretando mis labios y desviando la mirada a otro lado. Tomé mis cosas y lo miré.

-Nos vemos. Gracias por la comida.

Él no fue capaz de decirme nada y yo salí de la tienda de motos para irme al parque al que un día llevé a Takemichi para hablarle de mi abuela. Tuve que tomar un autobús que me dejó enfrente del parque de diversiones. Estaba cerrado temporalmente, y se entendía el porqué. Dejé mi mochila en el césped y apreté mis puños. Tomé aire profundamente y grité con todas mis fuerzas, a tal punto que mis piernas perdieron fuerza y terminé llorando aferrándome en el pasto. Lloraba a gritos, quedándome sin aire, sintiendo mi garganta arder y mi estómago revolcarse.

Ya no podía más. Ya no aguantaba más. Quizás yo era el detonante aquí.

Poniéndome de pie con las pocas fuerzas que tenía, me subí al barandal que protegía del cause del río. Mis lágrimas no dejaban de caer por mis mejillas, dándome una vista borrosa de todo lo que estaba a mi alrededor, pero la vista era hermosa. Se sentía pacífica, acogedora, anhelada.

-¿Qué estás haciendo? -me asusté y al mirar a mi derecha vi a Aria. Vestía un lindo vestido blanco hasta las rodillas, su cabello castaño oscuro lo llevaba suelto y ondeaba gracias a la brisa del día de hoy. Pasé mis manos por mis ojos un par de veces para confirmar que lo que estaba viendo era real-. Baja de ahí, Maya. Tu hora todavía no ha llegado.

-¡Tu hora tampoco había llegado, neesan! Y-Yo... ¡Yo quiero ir contigo, quiero estar a tu lado! ¡Me haces tanta falta! -grité, sintiendo mi pecho arder-. ¿Por qué me dejaste sola? Habías prometido quedarte a mi lado siempre. -limpié mis lágrimas-. Así que, déjame ir en paz, ya estoy tan cansada.

-Maya... -susurró-. Lo siento tanto, mi niña. -sollozó-. Perdóname, por favor perdóname. No tenía opción, ninguna de nosotras la teníamos. -su lindo vestido se movía, pero ella seguía en el mismo lugar y sus pies no llegaban a tocar por completo el pasto-. Te has convertido en toda una mujer -sonrió entre llantos-, estoy tan, pero tan orgullosa de ti, Maya. Has logrado demasiado, aunque no lo creas. Pero...

-Pero no te tengo a mi lado. -murmuré-. En las noches, cuando tengo pesadillas, no hay nadie que me consuele. -le dije-. Cuando quiero comentarles sobre mis logros no hay nadie que me haga mis galletitas favoritas, cuando pierdo la confianza en mí, no hay nadie en la habitación subiéndome el autoestima. -apreté mis puños-. ¡No hay nadie que me de un abrazo!

Aria lloraba-. Perdóname, por favor. -susurró-. No hay día en que me arrepienta de todas las decisiones que tomé. -juntó sus manos-. Pero ahora, por favor, baja de ahí y sé fuerte. Cuida de tus amigos, sonríe y ahora que tienes la oportunidad, vive la vida como yo alguna vez no pude hacerlo. -sonrió-. Haz cosas que yo no alcancé a hacer, enamórate una vez más, viaja, anda a fiestas, ¡Vive tu adolescencia! -gritó-. Mi sueño siempre fue verte feliz, con el trabajo de tus sueños, formando una familia y sé que tú también esperas lo mismo. -estiró una de sus manos para incentivarme a ir-. Pero no interrumpas tu vida de esta forma, no cuando las cosas están tan cerca de resolverse.

-Neesan... tengo tanto miedo.

-Lo sé, cielo -su mano seguía estirada y yo me bajé de la barandilla para llegar a ella-, pero ya pasará. Solo sigue, si las cosas no salen como Takemichi y tú quisieron, sigan adelante y dejen todo el pasado atrás, que por algo se llama así. -llegué frente a ella-. No llenes tu corazón de rencor y sana... que cuando alguien ya no tiene salvación, no hay nada que hacer. -me regaló una gran sonrisa-. Te amo con todo mi corazón, no lo olvides nunca.

-Neesan. -me asusté cuando comenzó a desvanecerse-. ¡Neesan, no te vayas, por favor! -caí al suelo, haciéndome daño en las rodillas-. No me dejes sola otra vez... -susurré.

Pero ya era demasiado tarde, aquella visión había desaparecido de mis ojos, pero se había mantenido en mi mente por siempre.

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Confieso que con este capítulo lloré bastante. Además, escuchar To Build A Home tampoco ayudó mucho.

Espero les haya gustado porque a mí me encantó. Dentro de poco le fic de Aria y Shinichiro.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora