Capítulo 54

688 95 34
                                    

19 de Junio, 2018.

Mi mirada estaba fija en el espejo de cuerpo completo. Durante todos estos años tuve varios trastornos alimenticios. Asumiendo quizás que fue a causa de todos esos pensamientos que me seguían atormentando a pesar de hoy en día sentirme completa por haber logrado con todo lo que alguna vez me propuse y había soñado. Sin embargo, siempre faltó él. Y aunque su mayor deseo era vernos a todos felices, me daba rabia y el pecho se me apretaba de solo recordar el cómo él nos abandonó, nos hizo odiarlo y me llevó a no quererlo cerca de mí nunca más.

Pero lo amaba. Seguía amando a Mikey como la primera vez que supe que era el chico que había querido para toda mi vida. Y me odiaba por no haber sido capaz de atarlo a mí, de hacerle saber que no todo estaba perdido en este mundo. Que me tenía a mí, que nos tenía a todos.

-¿Estás lista? -la voz de Emma me sacó de mis pensamientos-. Ya todos están en el templo Musashi.

-No tengo ganas de ir ahora, Emma.

-¿No quieres saber lo que enterraste? Yo no estuve ahí porque no era parte de Tōman, pero me hace ilusión saber lo que enterraron los demás. -dijo risueña-. Anda vamos, cualquier cosa yo estaré aquí para ti.

-¿Lía cómo está?

-No me cambies de tema, nena. Y ella está bien. Se quedó con Inui en la tienda de motos.

Draken y Emma hace dos años atrás fueron padres. Era el sueño de ambos tener una familia y me encantaba ver lo felices que se veían. Incluso me nombraron la madrina de la pequeña Lía. Ella es una amor de infante, además de inteligente. Había sacado el color de ojos de Ken y el cabello de Emma. Eran una linda familia y agradecía ser considerada parte de ella también.

-¿Vamos ya?

Asentí y salimos del departamento para comenzar a caminar hacia el lugar que alguna vez fue el centro de reunión de Tōman. Estaba algo ansiosa, ya que algo me decía que Mikey no iba a estar en esa reunión a pesar de que lo habíamos prometido. Pero me hacía ilusión pensar en ese tipo de milagro que podría ocurrir. Mi celular comenzó a sonar y yo lo saqué de mi bolsillo para contestar, pero sin querer corté.

-Mierda.

-¿Quién era?

-No sé, corté sin querer.

Llegamos al templo Musashi y me alegré en ver a los chicos. Nos dimos unos fuertes abrazos de oso y nos quedamos de pie, hablando de vez en cuando esperando algo ansiosos la pronta aparición de Manjiro, pero él jamás hizo acto de presencia. Y a pesar de que yo sabía que esto iba a ocurrir, no pude evitar sentir algo de decepción.

-Supongo que no vendrá. Vamos a abrirla ya. -dijo Ken.

-Esto es difícil de aceptar. No hemos sabido nada de él en 10 años, y que se olvide de este día... -dijo Peh-yan.

-¡Vamos ábranla, quiero saber que hay dentro! -exclamó Pah-chin.

-Sí, hagámoslo. -dije estando de acuerdo con los demás.

Ken se ofreció a desenterrar lo mío. Emma no se había despegado de mi lado en todo momento, estando más emocionada que yo. La verdad era que yo ya ni recordaba lo que había metido en la caja y eso me daba un poco más de nervios. Me puse de cuclillas y saqué la caja. Varios de mis amigos ya estaban exclamando emocionados por lo que habían enterrado. Incluso hubo algunas risas y eso era algo que me alegraba el corazón.

-¿Por qué no la abres, vieja? -la voz de Smiley se hizo presente.

Levanté la mirada y todos estaban aquí, al parecer ya habían leído sus cartas.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora