Capítulo 24

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Hice una reverencia.

—Gracias por todo.

—Cuídate, Amaya-chan, y si sientes algún síntoma no dudes en venir, ¿si? —me dijo la enfermera.

—Claro, nos vemos. —me despedí y salí del hospital sintiéndome libre.

Miré al cielo y el sol acarició mi rostro. Suspiré, por fin podía volver a caminar, pero quizás debía hacerlo con más cuidado, pues ahora todo Japón me tiene en la mira como integrante de una pandilla y no como la mujer que debía de hacerse cargo de todos los departamentos policiales. Alguien entrelazó su mano con la mía y miré a Mikey con una sonrisa. Me acerqué para darle un beso en sus labios.

—Gracias por venir a buscarme.

Él sonrió. Estaba vestido con una sudadera algo ancha que le llegaba a la mitad de sus muslos, llevaba unos jeans negros y unas botas tipo zapatillas, se veía muy bien así.

—Hoy es el cumpleaños de Emma.

—Iré a comer algo con ella. —me contó algo avergonzado.

—Aw, qué lindo. —sonreí.

—¿Nos quieres acompañar?

—No, tienes que pasar tiempo con ella también. —le dije—. Yo voy a pasar a buscar algo de dinero y comprarle un regalo.

—Puedo llevarte si quieres.

—Na, tranquilo, quiero caminar.

—No puedes hacer tanto esfuerzo.

—¡Mikey! —me reí y él me miró con sus mejillas rojas—. Estoy bien, ¿si? No quedé inválida, gracias a Dios. Y tampoco perdí un riñón.

—Eso es bueno de escuchar.

Entrelacé mi brazo con el suyo y apoyé mi cabeza en su hombro. No había venido en su moto, sino que nos íbamos a ir caminando hasta cierto punto.

—¿Qué pasará con Kisaki?

Mikey no me respondió y aunque yo hubiera preguntado por él, en parte lo agradecía. Llegamos a la esquina de mi pasaje.

—Bien, anda antes de que sea tarde.

—Insisto, a Emma le gustaría que estés presente.

—¿No quieres pasar tiempo con tu hermanita, Mikey? —él desvió la mirada—. Ay vamos, lo pasarán bien, ya te dije que podemos vernos después.

—Ahí está el problema; no quiero verte después, quiero estar a tu lado siempre.

Sonreí y puse mis manos sobre su pecho—. Ya tendremos tiempo de estar juntos, pero también necesitas pasar tiempo con tu familia, Mikey.

Él hizo un puchero y comenzó con el berrinche. Algunas personas que pasaban se quedaban mirando incrédulos a Mikey quien lloraba como un niño a quien se le perdió su juguete favorito. Lo detuve posando mis manos sobre sus mejillas, sus ojos negros me miraron fijamente. Besé su nariz.

—Nos vemos luego, ¿si?

Él asintió, apreté un poco más sus mejillas provocando que sus labios se fruncieran. Sonreí enternecida.

—Vendré a dormir contigo.

—¿Uh?

—Me dijiste que tus padres se habían ido de Japón por un tiempo, ¿no? —asentí—. Deberías venir a vivir conmigo o fácil, yo vengo.

—Lo pensaré. Ahora anda. —lo empujé y él a regañadientes se terminó yendo.

Entré a mi casa y apenas puse un pie, Nana me abrazó mientras lloraba. Sonreí con ternura.

Always with U || Sano ManjiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora